Carta a SS.MM.
05/01/2024
Asturias, ópera, Bandas de música, clásica, conciertos, lírica, música, música antigua, Música contemporánea, piano, sinfónica, zarzuela Alejandro Roy, Beatriz Díaz, Carmen Yepes, conciertos, David Menéndez, Diego Fernández Magdaleno, El León de Oro, Forma Antiqva, Gabriel Ordás, Gabriela Montero, Guillermo Martínez, Henar F. Clavel, Ignacio Rodríguez, Jorge Muñiz, Juan Noval-Moro, Judith Jáuregui, Lola Casariego, María Heres, María Ovín, Mario Bernardo, Martín García García, música, Miguel Ángel Zapater, orquesta Sinfónica de la Universidad de Oviedo, OSPA, Oviedo Filarmonía, Pablo García, Pablo González Deja un comentario
Terapéutica y solidaria música española
01/02/2023
Asturias, conciertos, música, Música contemporánea, piano, recital Albéniz, Auditorio de Ovied, Auditorio de Oviedo, conciertos, Falla, Gabriel Ordás, Granados, Lisa Tomchuk, música, Música contemporánea, Nin, Sarasate, Yelyzaveta Tomchuk Deja un comentario
Martes 31 de enero, 20:30 horas. Sala de cámara del Auditorio «Príncipe Felipe», Oviedo. Concierto Solidario a beneficio de la AECC (Asociación Española contra el cáncer) de Asturias, y la Asociación Galbán de familias de niños con cáncer del Principado de Asturias. Gabriel Ordás (violín), Yelyzaveta Tomchuk (piano). Obras de Sarasate, Falla, Albéniz, Nin, Granados y Ordás. Entrada donativo: 10 €.
“Algunos días no habrá ninguna canción en tu corazón. Canta de todas formas” (Emory Austin). Así reza el inicio de la Web de la Asociación Galbán como bien recordó su presidente Luis Arranz Arlanzón en compañía de su homónima en la AECC de Asturias Yolanda Calero antes de iniciarse el concierto.
Nada mejor que la música como evasión, terapia y siempre solidaria como este último día de enero donde mi admirado Gabriel Ordás (Oviedo, 1999) ofrecía un recital de música española para violín y piano junto a la ucraniana afincada hace años entre nosotros Lisa Tomchuk, solidarios y embajadores de nuestro patrimonio con lo mejor de los compositores hispanos, de ayer y hoy, en obras originales o arregladas por grandes virtuosos (Chistyakov, Kreisler o Kochanski), unos músicos que como el propio artista asturiano conocen la voz y hacen «cantar» su instrumento, el violín que frasea obras vocales (Falla), completa las originales de piano (Granados y Falla) o directamente unen intérprete y compositor para un mayor protagonismo del violín (Sarasate y Ordás) pero siempre con el piano sustentando, dialogando y participando de unas partituras conocidas, populares, españolas y muy sentidas.
Comenzar con tres obras del navarro Pablo Sarasate (1844-1908) ya de por sí es más que un aperitivo potente: Romanza andaluza, Playera y el «endemoniado» Capricho Vasco, que tras el zortziko levantó aplausos antes de finalizarla. Y es que Ordás-Tomchuk llevan tiempo trabajando juntos, se entienden a la perfección y este primer bloque resultó una lección para un dúo compenetrado.
Después vendrían el Tango de Isaac Albéniz (1860-1909) no en el arreglo «habitual» de Kreisler sino del virtuoso ruso nacido en Turmenistán pero afincado hace años como docente en Asturias Lev E. Chistyakov (1942), que enriquece el original al repartir protagonismo entre el dúo además de la tímbrica aportada por el propio violín al original para piano. El cubano-español Joaquín Nin Castellanos (1879-1949) también se acercó a la música popular y su Murciana (una seguidilla de la «Suite Española«) es un ejemplo de cómo inspirarse en nuestro folclore para llevarlo a la llamada música de concierto, como tantos compositores de su generación hicieron y que las siguientes no han abandono desde otros estilos no necesariamente nacionalistas.
Otro virtuoso del violín como el citado Fritz Kreisler (1875-1962) fue uno de tantos enamorados de la música de esa generación entre siglos, y que arreglaría para su instrumento con piano la Danza española nº5 de Enrique Granados (1867-1916), la popular «Andaluza», en este caso y es opinión personal no tan completa, compleja ni rica como la original para piano, aunque bien interpretada y sentida por el dúo Ordás-Tomchuk, y otra más, la danza de «La vida breve» de Manuel de Falla (1876-1946), violín de virtuoso sobrevolando el piano que sirvió de sustento necesario para disfrutar esta música maravillosa de nuestro gaditano universal fallecido en la Córdoba Argentina. Dos joyas conocidas y enriquecidas por este joven dúo que transformó la sala de cámara del auditorio en un gran salón romántico con estas versiones que en el siglo XIX daban a conocer temas orquestales desde la llamada así, música de salón, para hacer crecer las ansias de ir a la obra original en los teatros, cuna de melómanos pero también rodaje para los intérpretes.
Tras el merecido descanso, una segunda parte completa, enlazando con lo anterior: primero las Tres piezas para violín y piano (2022) del propio Gabriel Ordás, reunificación de distintas versiones antes escritas y defendiendo los tiempos de reciclaje, también el creativo: Esperanza (trío de cuerda), Sentimiento (ópera de cámara) y Danza (chelo y piano), la misma calidad en este formato de dúo que da sonoridades buscadas desde los dos instrumentos con los que el compositor ovetense trabaja cada día.
Las Siete canciones populares españolas de Falla son tan bellas que creo se han hecho arreglos para casi todos los instrumentos, siendo este arreglo de Paweⱦ Kochański uno de los más escuchados para dúo de violín y piano, únicas partituras en las que Ordás no tocó de memoria (y en el orden del programa), supongo que todavía en proceso de trabajo junto a Tomchuck, pues pese a la interpretación «vocal» que me hacía respirar las frases de las letras originales con ellos, el piano nunca es tan completo como en las originales. Salvo la Seguidilla Murciana en arreglo del ya citado Chistyakov, otra visión de la de Nin con el magisterio del compositor gaditano, las sentidas Asturiana o Nana fueron muy sentidas e íntimas frente a la vibrante Jota (que se aplaudió al finalizarla por el virtuosismo de los dos intérpretes), y el siempre complicado -para tocar y cantar- Polo, obras de gran repertorio para este dúo que seguirán trabajando en explorar lo mucho que encierran.
Un buen concierto donde disfrutar del artista Gabriel Ordás, esta vez con el violín, efectivo, estudioso, ejemplo a seguir por la juventud, con el respaldo y complicidad con otra artista como Lisa Tomchuk que continúa ampliando su catálogo en el llamado «piano repertorista», madurando y ganando experiencia en el no siempre reconocido papel cuando no es el solista, acompañando voces, preparando partes líricas, con instrumentistas de todo tipo o formando parte de la orquesta, todo un trabajo sacrificado y hasta camaleónico no siempre recompensado como se debe.
El regalo fue solo desde el piano pero con Gabriel Ordás, excelente violinista, buen pianista y prolífico compositor, dejándonos otra obra suya de un catálogo que no para de crecer. Público heterogéneo llegado al «salón carbayón» para ayudar a luchar contra el cáncer y disfrutar de obras conocidas, también por los melómanos, todos entusiasmados con esta música solidaria que se agradece nunca nos falte.
Carta a SS.MM.
05/01/2022
Asturias, ópera, Bandas de música, clásica, conciertos, coros, lírica, música, música antigua, Música contemporánea, sinfónica, zarzuela Ana Nebot, Antonio Cánovas, Asturias, Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres, Beatriz Díaz, conciertos, Coro FPA, David Menéndez, El León de Oro, Forma Antiqva, Gabriel Ordás, Jorge Muñiz, Lola Casariego, Luis Vázquez del Fresno, Mahler, música, Pablo González 2 comentarios
Futuro románticamente joven
20/11/2021
Asturias, clásica, conciertos, estreno, música, Música contemporánea, piano, sinfónica Alexandra Dovgan, Auditorio de Oviedo, Chopin, conciertos, estreno, Gabriel Ordás, Lucas Macías Navarro, música, Oviedo Filarmonía, Schumann 2 comentarios
Jueves 18 de noviembre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Jornadas de Piano “Luis G. Iberni”: Alexandra Dovgan (piano), Oviedo Filarmonía, Lucas Macías (director). Obras de: G. Ordás, Chopin y Schumann.
P. D.: También el diario El Comercio entrevistaba a Gabriel Ordás:
Jóvenes sobradamente preparados
19/11/2021
Asturias, clásica, conciertos, estreno, música, Música contemporánea, piano, sinfónica Alexandra Dovgan, Auditorio de Oviedo, Chopin, conciertos, estreno, Gabriel Ordás, Lucas Macías Navarro, música, Oviedo Filarmonía, Schumann Deja un comentario
Jueves 18 de noviembre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Jornadas de Piano “Luis G. Iberni”: Alexandra Dovgan (piano), Oviedo Filarmonía, Lucas Macías (director). Obras de: G. Ordás, F. Chopin y R. Schumann.
Estrenos matutinos
15/08/2021
Asturias, ópera, clásica, conciertos, educación, estreno, música, Música contemporánea, recital, zarzuela ópera, Bizet, conciertos, estreno, Fauré, Gabriel Ordás, García Abril, Gounod, Guastavino, Hugo Wolf, J. Serrano, lírica, María Heres, Mario Álvarez Blanco, música, recital, Sait-Saëns, Schubert, zarzuela 2 comentarios
Domingo 15 de agosto, 12:00 horas. Museo de Bellas Artes de Asturias, «El jardín de la música»: María Heres (mezzosoprano), Mario Álvarez (piano). Obras de: Schubert, Wolf, Fauré, García Abril, Guastavino, G. Ordás, Gounod, Sait-Saëns, J. Serrano y G. Giménez. Entrada libre (previa reserva telemática).
Enredando con los refranes, «a mal tiempo buena música» y aunque el orbayu carbayón obligó a cambiar los jardines del museo por el patio de columnas, continúa la programación de la capital asturiana dentro de su ciclo «Oviedo, Origen del Camino» y no podíamos faltar esta mañana llena de emociones por asistir a otro estreno de mi admirado Gabriel Ordás pero sobre todo al debut en solitario de la querida María Heres a quien sigo desde sus comienzos, la «Cantera de La Castalia» que sigue demostrando el talento asturiano con estos ejemplos a modo de pequeña muestra. Ahí estaban muchos de los compañeros de María y sus orgullosas profesoras con Begoña G. Tamargo disfrutando y «sufriendo» como sólo las maestras de canto saben, recogiendo sus enseñanzas de la mejor forma posible: un concierto. El público completó el aforo, aún más reducido por las medidas ante el Covid y respondió con merecidas ovaciones a cada página, premios para unos intérpretes que hicieron las delicias en horario siempre difícil para los recitales, habiéndose aclimatado como el entrenamiento de los deportistas en competición.
Programa de altura en este debut de la mezzo pixueta donde hubo de todo: la llamada canción de concierto, ópera y zarzuela, con un Mario Álvarez impecable en cada página, pianista coprotagonista en las primeras canciones, virtuoso en las obras de Ordás, que merecen capítulo aparte, y la orquesta lírica con esas reducciones orquestales al piano que parecen imposibles y sólo los grandes profesionales como él saben afrontar. Siempre mimando la voz, entendimiento obligado y entregado con María Heres, brillando con luz propia desde un plano compañero y privilegiado de compartir estos estrenos desde su posición.
Con puntualidad británica sonaría Erlkönig de Schubert para despertar emociones desde las primeras notas del piano y el poderío de María Heres, el lied alemán tan bien trabajado y sentido, al igual que Verborgenheit (H. Wolf) en la línea de expresividad y entrega musical a la poesía, piano y voz protagonizando dos páginas alemanas que muestran la evolución de la forma y la de la mezzo a lo largo de estos años.
Si el lied es prueba de fuego para los cantantes, la chanson francesa examina la dicción siempre complicada para todos los cantantes no parlantes, pero el trabajo en los idiomas es parte importantísima en la formación lírica, y María Heres es una alumna sobresaliente, dejándonos dos ejemplos de belleza indescriptible en escritura y ejecución: Tristesse (Fauré) y À Chloris (R. Hahn), el piano que viste a medida la voz y la melodía dramatizada de dos poesías que la música eleva a obras de arte como las que rodeaban el escenario.
Continuaría la lección de idiomas con dos tributos, al recién desaparecido García Abril, ligado igualmente a «La Castalia» con su Camiño longo (de las «Canciones Xacobeas«) en este año especial, y el grandísimo Guastavino cuya Pampamapa puso la piel de gallina por la entrega interpretativa, el piano rítmico y único del argentino con la voz poderosa e íntima, Álvarez y Heres en tándem campeón con una de las primeras cimas de la mañana, y que bisarían al final.
Excelente primer bloque con obras elegidas a la perfección para una voz que enamora, potente y nunca estridente, afinada y bien colocada, técnica para dominar cada partitura con una musicalidad innata, más un color homogéneo en toda su amplia tesitura como demostraría más adelante.
El «intermedio» pianístico siempre necesario en los recitales, sirvió para gozar con las músicas de Gabriel Ordás (1999), quien explicaría previamente el germen de ellas, el estreno de «Consonancias» y sus Transparencias, preciosismo cargado de virtuosismo al que Mario Álvarez dio vida, proceso creativo de pintor musical, bocetos que van delineando formas y coloreando con su característica paleta compositiva que bebe de tantas fuentes de inspiración, casi tantas como la ejecución y escucha de esta obra preciosista.
Vendrían después cinco de las «MiniMiniaturas» que así tituló Ordás estas instantáneas pianísticas de corta duración y grandeza en escritura, delineadas con trazo firme, sonoridades del piano bien logradas por Álvarez, reflejos diarios en tiempos de pandemia, Unicornio onírico de raíz astur, Etéreo el contacto del piano con el aire, Montaña de cimas y valles tan poderosas como las notas, Starship auténticamente galáctico y Amor sin más, todas paisajes interiores, juguetes de un talento desbordante y aparente facilidad que esconden complejidades interpretativas solventadas con la profesionalidad y arte de Mario Álvarez.
Y si la llamada canción de concierto es exigente para la voz, no digamos las arias y romanzas siguientes, primero ópera francesa que para María Heres supone su «aria de confort» por dominio escénico, lingüístico e interpretativo más la orquesta pianística del maestro Álvarez: Faites-lui mes aveux de «Fausto» (Gounod) y sobre todo Mon coeur s’ouvre à ta voix de «Samson et Dalila» (Saint-Saëns), dramatismo concentrado, sentimiento a borbotones, expresión total de un aria que ya es suya, intensidad emocional y vocal con «el piano imposible» que sólo un repertorista conocedor puede amoldar al concierto.
Defendiendo nuestra zarzuela, con la calidad y dignidad que tiene, interpretada sin complejos, con gracejo y poderío, dos pequeñas muestras muy grandes de nuestro género, ¿Qué te importa que no venga? de «Los Claveles» (J. Serrano), total control de la escena para una mezzo ya madura, asentada, dominadora de la situación, entregada, y la alegría desbordante de La tarántula, el famoso Zapateado de «La tempranica» (G. Giménez), verdadero trabalenguas vocal y rompededos pianístico que Heres y Álvarez interpretaron con una frescura digna de elogio tras todo lo que llevaban hasta ese momento.
Comentaba anteriormente que la ópera francesa es ideal para el color vocal de María Heres, y así lo demostró en su propina con la famosa Habanera de «Carmen» (Bizet), profesionalidad a raudales, musicalidad desbocada para esta Mujer con mayusculas libre, enamorada y entregada, la gitana en el cuerpo de la asturiana, amor y entrega por la música con una voz privilegiada que continúa su formación dando pequeños pasos que en su profesión la llevarán a las alturas.
Ovaciones cerradas, emociones variadas en familia, compañeros, profesores, amigos, melómanos, y el bis de Guastavino pusieron este regalo de María en nuestros corazones para estos estrenos matutinos que dejarían despejado un día prometedor.
ENHORABUENA.
La Castalia 2.020 bis
18/05/2021
Asturias, conferencias, lírica, música, zarzuela Asturias, Begoña García-Tamargo, conferencias, Emilio Casares, Gabriel Ordás, La Castalia, María Sanhuesa, Mª Encina Cortizo, Mª Luz González Peña, música, Ramón Sobrino, zarzuela 2 comentarios
Si el año bisiesto 2020 ya es parte de nuestra historia con todo lo que nos ha quitado y cambiado la vida, La Castalia ha reorganizado este Mayo 2020 bis para poder disfrutar de su III Ciclo de Conferencias «Patrimonio lírico hispano, ayer y hoy» tan vigente y necesario en este tiempo, tres conferencias a cargo de tres generaciones con las que tengo los vínculos que dan mis años, y en el RIDEA que apuesta por la música con la doctora María Sanhuesa como miembro correspondiente del propio Real Instituto, musicóloga y autoridad en la materia, más Begoña García-Tamargo, directora artística de La Castalia que la ha recuperado con su fuerza, tesón y lucha titánica, con cursos, conciertos y estas conferencias enriquecedoras que espero se mantengan en el tiempo si nada lo impide.
Tres martes de mayo, climatológicamente poco primaverales pero con la luz y el calor de la lírica desde tres ópticas distintas: nuestra zarzuela y su necesario archivo, la ópera española del XIX nunca suficientemente conocida ni reconocida, y la composición actual desde la juventud, divino tesoro, que mantiene viva la escena, tres conferencias con gran respuesta de público pese a las restricciones y medidas de seguridad obligadas por el Covid, charlas amenas, cercanas, gratificantes y un regalo para tantos melómanos, músicos y profesionales que siguen apoyando La Castalia del siglo XXI.
MARTES 4 DE MAYO: “10.000 zarzuelas… y algunas cosas más: El Archivo de la SGAE”. Impartida por María Luz González Peña, directora del CEDOA (Centro de Documentación y Archivo de la SGAE), licenciada en Hª del Arte y Musicología por la Universidad de Oviedo, verdadero corazón y defensora de nuestro género lírico, infatigable trabajadora, amiga y compañera de fatigas universitarias que ha dedicado media vida al archivo de la SGAE, organizando y poniendo a disposición de todos su amabilidad y buen hacer desde el Palacio de Longoria madrileño.
Mi compañera avilesina pasó revista no ya a los números apabullantes del archivo, también a los orígenes de la sociedad con fotos y anécdotas de sus fundadores, Sinesio Delgado y Ruperto Chapí, a los que saluda cada mañana como parte de su familia, el papel que la SGAE ha venido desarrollando no ya como custodia de las obras sino también de difusión de tantas obras que parecen haber recuperado el tiempo perdido y aún siguen acogiendo creaciones nuevas como el Maharajá (2017) de Guillermo Martínez que disfrutamos en el Campoamor.
Anécdotas y curiosidades como el alquiler de las partituras que estarán en los atriles de las próximas zarzuelas en los dos únicos festivales que mantienen temporada estable, Madrid y Oviedo a donde suele escaparse si su trabajo se lo permite, momentos de reencuentros familiares y amistosos donde «contarnos batallitas» o rememorar tantos momentos musicales vividos, el recorrido de la SGAE por distintos edificios y palacios hasta el actual del Longoria banquero melómano y ligado también a nuestra tierra.
Y por supuesto no podían faltar las referencias a la patria querida, a compositores asturianos pero a también los temas reflejados en muchísimas zarzuelas, libretistas y compositores, la investigación en ese magno archivo y el conocimiento de un repertorio por lo menos curioso, muchas obras conocidas, otras inéditas que han pasado por sus manos y no pierde detalle ni momento para darlas a conocer a intérpretes y estudiosos que tiene siempre la puerta abierta de mi querida Mari Luz. Fotos y recuerdos de Vital Aza, partituras que son verdaderas joyas, y por supuesto la reivindicación de personajes tan nuestros como el dramaturgo Miguel de Palacios del que no se pudo celebrar su centenario el pasado «annus horribilis«, asturiano de pura cepa nacido en Gijón y fallecido en Covadonga, autor del libreto de La Corte de Faraón entre otras muchas zarzuelas. Historia bien conservada que comienza desde 1993 a ser conocida y reconocida gracias al CEDOA bajo la entrega y dirección de Mª Luz González Peña.
MARTES 11 DE MAYO: La búsqueda de una ópera hispana: 200 años de lucha, impartida por nuestro maestro Emilio Casares Rodicio, alma mater de la Musicología española desde Asturias, docente entregado formando la mejor generación de investigadores que han tomado su relevo, fundador del Festival Internacional de Música de Asturias con el siempre recordado Luis G. Iberni, que trajeron las mayores y mejores figuras del momento en aquellos felices 80, escritor, divulgador e investigador incansable por el que no pasan los años porque mantiene el mismo espíritu y fuerza arrolladora que en mis tiempos de estudiante, rejuveneciendo ese día 40 años por las sensaciones transmitidas. Mudado a la capital de España, aunque sin perder nunca contacto con nuestro Oviedo, catedrático emérito de Musicología de su Universidad Complutense, fundaría nada más llegar el ICCMU que sigue publicando, recuperando y resucitando nuestra música española con el trabajo impagable de muchos alumnos suyos como los doctores Ramón Sobrino o Mª Encina Cortizo, fieles y dignos sucesores del «jefe«, e imposible reflejar aquí una trayectoria tan impresionante como la de nuestro profesor Casares.
La conferencia quedaría reducida por cuestiones de tiempo a 100 años de lucha, imposible contar tres volúmenes (dos ya publicados) de su «Historia de la Ópera en España» en 90 minutos, ciñéndose al siglo XIX sin olvidarse de Martín y Soler que triunfó más que Mozart, una clase magistral trufada como en él es habitual de «chismes», datos, curiosidades, vivencias en primera persona y breves audiciones para sorprendernos con este patrimonio de nuestra historia que nunca hemos sabido defender, en parte por la incultura de una clase política que nunca se interesó por la música (ni la cultura, y de la educación mejor ni hablamos) a excepción de las dos repúblicas que comentaría en su contexto de impulso para la creación de una ópera española.
El Emilio Casares de siempre, vital y crítico con el estado operístico español, hablándonos de Manuel García, embajador de la ópera, cantante y compositor con una vida apasionante y una obra siguiendo el camino italiano de su querido Rossini, también de Ramón Carnicer tomando el francés, o del valenciano José Melchor Gomis que triunfará exiliado en París. Un verdadero análisis de la evolución operística y sus modas, con Mercadante con quien estudio el catalán Marià Obiols, que en el Romanticismo cambiará el papel con estos españoles que triunfan fuera o son desconocidos hoy en día por una desidia o comodidad en no por programarlas. Números apabullantes como 55 óperas a mediados del XIX, la eclosión en España de la ópera en más ciudades que las habituales, sin olvidarse de Mahón, compositores desconocidos y borrados de nuestra historia, recordando cómo están perdidas tres óperas de Hilarión Eslava. Males endémicos de nuestra querida patria donde el Marqués de Salamanca fue el primer y único mecenas de la ópera (por entonces en el Teatro Circo), repaso a los nuevos teatros nuevos dieron paso a una cantera vocal propia, al canto en nuestro idioma y de nuestra historia, la aparición en los años 40 del gran Emilio Arrieta (del que Mª Encina Cortizo es la máxima autoridad en la obra del navarro), su paso por Milán, conocedor de Verdi y cuya ópera La conquista de Granada se representó en Alemania (gracias al tándem Sobrino-Cortizo) ante el asombro germano de su nulo eco en la piel de toro. Y anécdota como el malagueño Capa, hijo de vinateros que se irá a Nápoles a estudiar, de Serrano y Juana la loca, primera ópera española estrenada en el Liceo catalán. No faltaría tampoco la crítica al Teatro Real madrileño donde hubo que esperar 25 años sin nada español hasta la llegada de Arrieta, más por amoríos reales que defensa de lo nuestro (todo lo contrario del Garnier francés pensado solo para su ópera) y que en 2021 parece continuar como en el XIX.
Fechas, datos e historia: 1851, Barbieri y Jugar con fuego, la aparición de la zarzuela que superó a la ópera: 1096 funciones de ésta frente a las 3839. La revolución del 1868 con el nuevo cambio a favor de la ópera, las citas sobre las dos reformas musicales de calado y únicos momentos de defensa de la música en las repúblicas. Casares defendiendo la recuperación de Don Fernando el emplazado (V. Zubiaurre), fruto de un concurso por entonces y hoy nada publicitado ante la autopompa del premio al Real, la perdida ópera Moctezuma y la siempre recordada Marina de Arrieta, la amalgama o fusión ítalo española. La Restauración 1874-75 y la nueva clase social que fomenta la ópera con Sagasta gran aficionado, los compositores que van a Roma becados y viajan por Europa conociendo la actualidad del momento, calidad y cantidad de obras bien fundamentadas en el Verismo o Wagner, la escuela europea y no española, el valenciano Salvador Giner, otro desconocido al que no programa ni el Palau de Les Arts (con un coste real por butaca de 900€), nuestros Bretón y Chapí tampoco faltan en este recorrido por la ópera con historias españolas, grandes coros y arias verdianas, conocedores por supuesto de Wagner. 1885 y la gran crisis, pidiendo el primero una ópera española o magnificar la zarzuela el segundo, abriéndose las dos líneas y escuchando un fragmento de Los amantes de Teruel totalmente wagneriana y en español del Bretón maravilloso, estrenada en 1889 y recuperada en versión concierto sin ensayo previo pese a la enorme calidad que atesora.
Y la vía de Granados, Albéniz o Pedrell, el Nacionalismo español, los 90 que trajeron sus óperas,
La Dolores de Bretón contrapuesta al Henry Clifford de Albéniz o el Pedrell olvidado de Els Pirineus, donde está presente Francia, el barroco, Wagner y el folclore, recuperada por Don Emilio para el Liceu con edición prologada por Jordi Pujol con un argumento tan actual para los catalanes que ni supieron dar la importancia debida. Imposible hablar de todo o resumirlo como mal alumno tomando apuntes, pero pidiendo que se programe más ópera nuestra y menos traviatas, el Casares que no pierde momento de la certera crítica actual, de sus “chismes” con ironía o una clase política española de todo color, que nunca se interesó por la ópera pero tampoco de la literatura y poco de pintura salvo El Prado. La música es cara y recordaba la Marianela de Galdós con música de Pahísa, tras 90 años de olvido, con ganas de escucharla en el Campoamor. Triste que el dilema esté entre «toros y fútbol» aunque al menos Oviedo siga siendo una isla musical en este triste panorama patrio.
MARTES 18 DE MAYO: Un recorrido por mi obra lírica, impartida por Gabriel Ordás (Oviedo, 1999), compositor, violinista y pianista, la última generación que bebe de las anteriores, como se dice coloquialmente «mamó la música en casa», sus estrenos me siguen asombrando y su primera ópera fue subida a escena precisamente por La Castalia.
Qué interesante escuchar de primera mano a mi querido y admirado Gabriel explicar sus vivencias, su experiencia sincera desde una juventud madura, con las cosas claras y sin miedo a confesar los temores ante su acercamiento como compositor a la música vocal, con mas de 50 obras registradas pero también en el cajón, como todos los autores, caso de una ópera sobre Bodas de sangre, su admiración y gratitud al maestro Fernando Agüeria, al mundo del lied que tardó en afrontar allá por el mes de noviembre de 2016 (así fue de prematuro) en el homenaje que La Castalia hizo al siempre recordado Antón García Abril.
No faltó el repaso a sus obras sinfónicas, los estrenos de la Oviedo Filarmonía con Yaron Traub o la OSPA con Milanov. Un compositor de talento que tiene claro que hay dos mundos en su interior: el técnico y el que gusta al público, si se quiere la lucha entre lo raro y lo sencillo que el mismo resume así, intentar congeniar ambos que aún continúa. Pudimos escuchar fragmentos de esas composiciones sinfónicas cual choques de estilos incluso en la misma obra, encontrando como solución unir los dos mundos que le comentase en Covadonga Jorge Muñiz, otro gran compositor asturiano.
Afrontar la música vocal sería un reto para él, Cervantes un escalón de inspiración y responsabilidad, un reto que le hizo retomar obras «frustradas» prefiriendo partir de cero, escribir en blanco, a capella y después añadirle el piano, que domina casi tanto como el violín, su instrumento. La inspiración siempre desde la melodía añadiéndole giros armónicos, el término medio de ambos universos. Encontrar un texto de Rubén Darío dedicado a Cervantes y tras la «resaca emocional» escribir un cuarteto vocal por encargo de La Castalia. Nos contaría su intuición, el paso del Stabat Mater y Onírico que ya estaba cocinando a fuego lento para ahondar directamente en las emociones (que personalmente también me vuelven al escuchar un fragmento del primero), y así surgiría Dafne en esa misma línea melódica pero sin la carga religiosa, buscando un texto para ello (el soneto 13 de Garcilaso), los equilibrios vocales con el piano como un extra dramático sin olvidar el apoyo a los estudiantes de canto que la estrenarían, pero también como motor rítmico. Cuánto talento en Gabriel y qué gusto escucharle hablar con naturalidad de sus obras y el proceso compositivo.
Desde su humildad innata reconocería que el mundo vocal es otro, hay que interiorizar el drama, trabajar con las voces desde el piano cual repertorista, y finalmente sentir que llegó con fuerza al público porque también lo nota. Confesiones agradecidas por todos antes de continuar compartiendo su forma de trabajar, que en mi caso complementa la primera escucha de ellas, también lo enriquecedor que puede ser trabajar codo con codo junto a los intérpretes, aunque como comentaría al final María Sanhuesa, es más fácil con los muertos, pero siempre sencillo con Ordás.
Sobre su acercamiento a las óperas de cámara el proceso será distinto a todo lo anterior pero ya conocedor de la voz, mostrando sus dudas sobre el argumento y cómo encajarlo con la música. Partir de un entremés y llegar a Doña Esquina que le encantó nada más leerla; después «armarlo» e instrumentarlo a trío con piano dando no ya color instrumental sino el necesario ropaje a las voces. Nos hablaría de sus problemas con el discurso musical, pues le va más lo trágico que lo cómico, pero investigando también en el cine y sus bandas sonoras, en parte lo son, buscando cómo transmitir las emociones, el recurso al «Micky Mousing» utilizado desde su tono desenfadado sumando ritmos de danzas de toda la historia musical, su exuberante y total libertad para los recursos que él mismo describiría como «ironía discreta», supongo que heredada por vía paterna, los inesperados giros del drama a la comedia en unos compases, el humor que nunca le falta y las prisas lógicas del encargo para estrenarla, la «ópera exprés» que yo diría «sin estrés». La formación humanística de Gabriel es increíble para su edad y admirable el intento por adaptar el lenguaje del siglo XVIII a nuestros días, saber eliminar algún personaje para agilizar los treinta minutos de duración de esa joya de cámara. Fiel al verso del que toma la rítmica que siempre ayuda y hasta el uso de unos Leit motiv que no son tales sino motivos repetitivos en situaciones concretas, a fin de cuentas «pasarlo bien» contando la anécdota del chelista que en un momento deja el instrumento para tomar un «shaker» y sumarse a ese ambiente de baile. Así de fácil convierte lo difícil y lo transmite en cada composición.
Todavía nos desgranaría el proceso de su Terceto del desamor que supuso dar un paso atrás para avanzar dos, menos voces e instrumentos, dos con piano, profundizar y complementar lo anterior a partir del libreto encargado a María Abella buscando un entremés del siglo XXI, elementos usados casi de forma naif, «insignificantes pero con hipocresía», contrastes sentimentales… Toda una lección compartida de su proceso creativo centrándose en la lírica que mantiene ya un sello propio y siempre con el apoyo de La Castalia.
Una conferencia con fragmentos comentados de sus obras, sin abordar tecnicismos y con ganas de entrar a componer tragedia que es lo que realmente le va. Las dos caras del drama, la puesta en escena con una música propia que tras escucharle aún es más reconocible y hasta entendible.
Perfecto trío de conferencias estos martes de mayo con pandemia, tres generaciones y tres enfoques de la voz en la música, más la despedida a cargo del alma mater, Begoña García-Tamargo siempre luchando por La Castalia del siglo XXI, apostando por el talento de nuestra tierra y denunciando la ceguera de los políticos, la falta total de apoyo y el agradecimiento al RIDEA que es ya «la casa» de esta asociación cultural a punto de cumplir 20 años, con fuerzas para seguir programando no ya cursos con los mejores especialistas sino ofreciendo la posibilidad a muchos músicos de poder pensar en un futuro profesional, anunciando para el día 19 de junio la actuación de la pianista avilesina Henar F. Clavel en la Sala de Cámara del Auditorio de Oviedo. El apoyo de La Castalia no faltará a esta generación de jóvenes talentos ni tampoco de todos los seguidores de esta familia en la que nos ha convertido a todos.
Aquí dejo el link con el VÍDEO (gentileza del RIDEA) de la conferencia del 4 de mayo:
https://www.youtube.com/watch?v=FSNyOr8xwZI
Carta a SS.MM.
05/01/2021
clásica, conciertos, coros, música, sinfónica Ana Nebot, Antonio Cánovas, Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres, Beatriz Díaz, conciertos, Coro FPA, David Menéndez, El León de Oro, Forma Antiqva, Gabriel Ordás, Jorge Muñiz, Lola Casariego, Luis Vázquez del Fresno, Mahler, Mª José Suárez, música, Pablo González Deja un comentario
También sigo recordando a mis queridos pianistas con la mierense nacida en la capital Carmen Yepes a la cabeza (trabajando duramente desde Madrid con los conciertos aparcados), sin olvidarme de mis admirados Judith Jáuregui, Diego Fernández Magdaleno o Gabriela Montero.
No sé si ya les han escrito pidiendo para mis jóvenes violinistas favoritos (Ignacio Rodríguez, emigrado a Alemania, y María Ovín todavía en la OSPA) que van creciendo y cumpliendo años, para traerles mucho éxito en sus trabajos fuera o mejor en casa, aunque yo me sumo a esos mismos deseos, y de lo pedido en años pasados faltaron muchas cosas (supongo que por pedigüeño) pero a mi edad no tengo freno, parece que me hizo la boca un diputado catalán…
Carta a SS.MM.
05/01/2020
clásica, conciertos, coros, música, sinfónica Ana Nebot, Antonio Cánovas, Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres, Beatriz Díaz, conciertos, Coro FPA, David Menéndez, El León de Oro, Forma Antiqva, Gabriel Ordás, Jorge Muñiz, Lola Casariego, Luis Vázquez del Fresno, Mahler, Mª José Suárez, música, Pablo González Deja un comentario
También sigo recordando a mis queridos pianistas con la mierense nacida en la capital Carmen Yepes a la cabeza (trabajado duramente desde Madrid), sin olvidarme de Judith Jáuregui o Diego Fernández Magdaleno.
No sé si ya les han escrito pidiendo para mis jóvenes violinistas favoritos (Ignacio Rodríguez, y María Ovín aún en la OSPA) que van creciendo, para traerles mucho éxito en sus trabajos fuera o en casa, aunque yo me sumo a esos mismos deseos, y de lo pedido en años pasados faltaron muchas cosas (supongo que por pedigüeño) pero a mi edad no tengo freno, parece que me hizo la boca un diputado…