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Carambeando con La Caramba

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Forma Antiqva: CD La Caramba, Winter&Winter, N° 910 289-2.

Se llamaba María Antonia Vallejo Fernández y había nacido en Motril justo a mitad del siglo XVIII, en 1751, la mujer más querida de su época, la más influyente, la que atraía todas las miradas. Cantante, actriz, bailarina y empresaria que movió masas, molestó al poder instaurado y dictó modas en los atuendos, aunque fue todo eso y mucho más. ‘La Caramba’ se instaló en 1776 en Madrid, ciudad en la que moriría tan solo 11 años más tarde. La historia cuenta que tras desempeñarse como artista en diversas poblaciones de Andalucía y triunfar en otras ciudades más allá de Despeñaperros, como Zaragoza, con un gran éxito, y en 37 años de vida civil pero solo una década de vida artística, puso «patas arriba» el panorama de la escena de su tiempo. De hecho, se llamó ‘caramba’ al ostentoso tocado con el que solía adornar sus peinados. Símbolo de moda femenina de la época, fue la gran estrella de la tonadilla, género musical por excelencia en aquel tiempo y ahora felizmente recuperado gracias al trabajo de la Musicología española que está en un momento dulce esperando puedan mantener.

Forma Antiqva, conjunto instrumental y vocal creado en Langreo (Asturias), es un veterano y exitoso proyecto artístico de los hermanos Aarón, Daniel y Pablo Zapico que con distintas formaciones variables siguen recuperando nuestro patrimonio musical, llevándolo tanto al directo como a las grabaciones para el sello alemán del que son artistas exclusivos, siempre rodando primero en directo cada nuevo proyecto antes de llevarlo al disco para seguir promocionándolo posteriormente (espero pronto en nuestra tierra asturiana) aunque lo alternen con distintos programas.

En este trabajo, con una formación de orquesta barroca (siempre contando con músicos de reconocida y atractiva trayectoria, «habituales» en grupos de fama internacional), los asturianos abordan de manera original diecisiete páginas donde conviven ritmos y giros melódicos derivados del folclore, con la frescura y desparpajo que caracterizaron el estilo de ‘La Caramba’, a quien el mayor de los Zapico ha bautizado como «La Rosalía del XVIII» por sus actuaciones atrevidas, llamativas exhibiciones públicas y escandalosas relaciones amorosas que culminarían en un episodio místico, pues la tonadillera abandonó los escenarios en 1785 para dedicarse a la oración y a la penitencia. Los restos mortales de ‘La Caramba’ descansan en la Iglesia de San Sebastián de la madrileña calle Atocha.

Este disco culmina un proyecto que empezó hace años para realizar un retrato musical de María Antonia Vallejo Fernández ‘La Caramba’ (1751-1787), y hacerlo con Winter & Winter le otorga un mayor reconocimiento internacional a esta música española, o como ha escrito Aarón Zapico, supone «una muesca más en nuestra ecléctica carrera. Hemos recuperado música (‘La Caramba’, ‘Sancta Ovetensis’, ‘Baset’), hemos hecho ‘Las Cuatros Estaciones’ de Vivaldi y músicas contemporáneas escritas para nosotros», un álbum que recoge la historia de esta tonadillera motrileña de carrera meteórica y verdadera revelación en el mundo teatral y la farándula madrileña, con los mejores compositores de tonadillas escribiendo para ella en la forma musical más importante de entonces.

Las tonadillas que han elegido Forma Antiqva reflejaban los dimes, diretes y cotilleos de la época, y pese a tener casi 300 años, ‘La Caramba’ sigue siendo moderna por mujer valiente, individual y con firmes convicciones, bien intercaladas con páginas instrumentales que los asturianos tienen como «fondo de armario» y les sirven para organizar estos espectáculos que además encontraron en la soprano barcelonesa María Hinojosa la perfecta «alter ego» para recrear una música tan actual como en sus tiempos, a quien descubrí como «La Xirgu» en el Ainadamar del Campoamor hace diez años.

A finales de julio del «año Covid» estrenaban en El Escorial (dejo el link de la crítica para Scherzo del siempre recordado Eduardo Torrico) el espectáculo con propuesta escénica de Pablo Viar, promovido por Juan Carlos Garvayo, director artístico del Festival Música Sur que ese 2020 llegaría al Motril natal del músico y la tonadillera, con la colaboración de Ars Hispana, grupo de investigación especialista en la recuperación de melodías olvidadas. Aarón Zapico cuenta: «Tomé las tonadillas originales –estreno en tiempos modernos– y las completamos con música contemporánea para crear un espectáculo lo más homogéneo posible». Suenan José Castel, Bernardo Álvarez Acero o Pablo Esteve, que en el «espectáculo lírico escenificado» se puede disfrutar cómo la soprano se dirige tanto a los músicos como al público para establecer con ellos un juego en el que música y palabra se entrelazan, completando el retrato del personaje, la gran ‘influencer’ de su tiempo capaz de llenar escenarios, salones y bulevares con su sola presencia, como describe José Antonio Muñoz en la web de Forma Antiqva.

Los números instrumentales de Forma Antiqva tienen las señas de identidad de la formación asturiana: contrastes llevados al extremo en dinámicas o tempi con primeros atriles de sonoridad limpia y precisa más un conjunto equilibrado de tímbricas cuidadas (destacar la pareja de trompas) e intervenciones que parten de un trabajo minucioso de «reconstrucción» ante lo poco que se conserva en los originales, con un fandango de Álvarez Acero arrancado por la guitarra barroca de Pablo Zapico casi flamenca y el ensemble «carambeando», siempre con la percusión que aporta a la rítmica empuje y colorido (castañuelas y pandereta sobremanera) transportándonos al Madrid castizo donde ‘La Caramba’ revolucionó la escena. En un entrevista para el Diario de Sevilla Aarón Zapico cuenta que «se trata de «una música abierta a la interpretación. Las partituras están prácticamente en blanco, no hay un solo detalle interpretativo que esté en la partitura. Había una serie de automatismos a la hora de escribir, porque se hacía con prisa, porque había que crear la tonadilla en un día, hacer las partes, ensayarla… y no se ponían a pensar si esto es fuerte o piano y si ahora quitamos los oboes para hacer la escena más íntima», por lo que el trabajo de los asturianos rebosa  imaginación como es costumbre en ellos, coloreando el continuo, el añadido de la percusión, quitando oboes y trompas en otros momentos, que también se hacían en la época, aunque no esté escrito, dejándonos una «orquesta sinfónica» de época totalmente cercana y actual.

Para el acompañamiento vocal en las dos tonadillas de Esteve, más la de Castel o la anónima de 1776 que prosigue al Allegro inicial de la sinfonía nº 3, Forma Antiqva arropa, con una excelente mezcla de estudio, la voz carnosa con canto «natural» de María Hinojosa personalmente encantadora en «Los mormuradores», de cambio notable en el color para las partes declamadas, si bien echo de menos en alguna tonadilla, especialmente en los aires rápidos, una mejor dicción para unos textos que se incluyen en el libreto del CD, incluso traducidos al inglés precisamente para su proyección internacional, así como las excelentes notas del antes citado Juan Carlos Garvayo («Los pecados de María Antonia») y de Nieves Pascual León, verdadera aportación a la musicología hispana.

La grabación, con el patrocinio de una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, se realizó en Estudio Uno de Colmenar Viejo en julio de 2022 con Eduardo Lavilla de ingeniero de sonido, editándose, mezclándose y masterizándose entre marzo y julio de este año en el estudio de Adrian von Ripka en Steinenbronn (Alemania).

PISTAS:

Sinfonía nº 3 [José Castel, 1737-1807]: 1. Allegro.

La Caramba (1776) [Anónimo]: 2. Allegro ­– Allegretto / 3. Coplas: Allegro / 4. Seguidillas: Andante allegretto – Allegretto – Andantino.

Los duendecillos (1782) [Pablo Esteve, ca. 1730-1794]: 5. Allegro – Recitado: Andante / 6. Andantino gracioso / 7. Coplas: Allegro / 8. Seguidillas: Allegro moderato – Allegretto.

Obertura »Iphigenia en Tracia« [José de Nebra, 1702-1768]: 9. Allegro.

El arrendador del sebo [José Castel]: 10. Andante moderato – Más andante / 11. Coplas: Allegretto – Andantino / 12. Vivo / 13. Seguidillas: Andantino.

14. Fandango [Bernardo Álvarez Acero, 1766-1821].

Los mormuradores [Pablo Esteve]: 15. Andante moderato y cantable – Allegro – Como prima – Allegro / 16. Coplas: Allegretto vivo – Andante – Fandango – Allegro / 17. Seguidillas: Allegretto moderato.

MÚSICOS:

María Hinojosa [soprano].

Forma Antiqva:

Aarón Zapico [director]; Jairo Pablo Gimeno y Pepe Reche [trompas]; Pedro Castro y Daniel Ramírez [oboes]; Jorge Jiménez, Roger Junyent, José Manuel Navarro, Daniel Pinteño, Pablo Prieto y Fumiko Morie [violines]; Ruth Verona y Ester Domingo [cellos]; Jorge Muñoz [contrabajo]; Daniel Oyarzábal [clave]; Pere Olivé [percusión]; Pablo Zapico [guitarra barroca]; Daniel Zapico [tiorba].

Scaramouche, un francés en Gijón

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Miércoles 6 de octubre, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, Sociedad Filarmónica de Gijón, concierto inaugural de la temporada: Forma Antiqva: Les Scaramouches (farsa, sátira, tragedia y comedia en la noche francesa). Música del barroco francés.

Forma Antiqva tiene varios equipos para competir en todas la categorías: sala, liga nacional y Champions. Este miércoles en Gijón trajo su alineación de gala capitaneada por Aarón Zapico con once artistas conocidos, figuras todas seleccionadas por el «boss» que nos hicieron pensar en el próximo derby  asturiano por los colores azul y rojo, pero finalmente resultó la tricolor francesa que sobrevoló todo un espectáculo donde la actriz Ana Villa puso en escena la dramaturgia de Natalia Huarte dando unidad a esta pantomima en la línea esperada de la formación asturiana que nunca defrauda, con ideas siempre originales que podemos disfrutar en cualquier escenario.

Importante amar y armar un programa con un hilo conductor desde el barroco francés, algo que el seleccionador  Zapico ya conoce con otro equipo, tras su último proyecto educativo junto a la OSPA (El Gato con botas), para centrarse de nuevo en el personaje de la Comedia del Arte, Scaramouche. Volver de Gijón por «la minera» escuchando por la radio el Italia-España también marcará esta entrada de lo más futbolísitica, pues los símiles taurinos parecen no sentarles bien a algunos seguidores de este blog.

La salida al terreno de juego, con un público más expectante que nunca, arrancó por la banda con una carrera en solitario del imprescindible mago de la percusión David Mayoral ambientando el primer número de las cuatro partes, francesas hasta en los títulos de cada bloque (a la una, a las dos, a las tres y ¡voilá!) para ir combinando entre todos, dando juego y color en un potente medio del campo con las flautas de Alejandro Villar y Guillermo Peñalver, reforzados con el cello de Ruth Verona (la cuarta Zapico) y el contrabajo de Jorge Muñoz doblando los laterales cual carrileros, la defensa sólida en banda con la viola de José Vélez, y la retaguardia de los tres Zapico con el mayor cual cancerbero ordenando, para dejar una delantera de dos estiletes del violín: Jorge Jiménez y Daniel Pinteño.

Un once internacional en un fluir de combinaciones tímbricas, farsa y sátira de textos delineados por Villa, pasos de la tragedia a la comedia pintada por sutiles triangulaciones arrancando desde atrás, músicos cómodos en cualquier ritmo y diseño en un escenario donde poder pasar del control Lully al «tiki taka» de Corrette, cambios de banda largos sin perder la identidad de conjunto, líneas de juego amplio pero igualmente en corto, que la maestría en cada demarcación alcanzó como equipo de Champions barroco.

Si Lully ponía la tranquilidad, Couperin sería la inspiración hispana, podemos presumir de exportarla, Leclair sería el toque sutil y Marais la esencia. Cuatro tiempos en uno, ataque y defensa balanceados en un equipo que se conoce, jugando y disfrutando, escuchándose, integrados con unos textos que fueron creciendo y cambiando en una Villa camaleónica donde el color de las chaquetas, las gafas de sol trágicas o el autodiálogo fraterno, la plegaria serena o los movimientos sencillos pasando por el palco escénico, nos hacían deambular imaginariamente (sin enfermar) por estancias insondables que la música unía como sólo ella es capaz. Banda sonora del exquisito barroco francés ejecutada con pasión y precisión por un once que enamora.

Triunfo arrollador de Forma Antiqva y excelente arranque de una prometedora temporada gijonesa cuya centenaria Sociedad Filarmónica estrena directiva joven tan ilusionada como nosotros, nos regaló una bolsa de tela con su logo para seguir llenándola de buena música. El próximo concierto será de los «históricos» y con dos grandes intérpretes de casa, que espero seguir contando desde aquí.

Los tres Zapico

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Viernes 1 de octubre, 20:00 horas. Auditorio Teodoro Cuesta, Mieres. FORMA ANTIQVA: Concerto Zapico Volumen 2 (Danzas instrumentales del Barroco español e italiano). Entrada gratuita.

Vuelta a casa, a Mieres con buena música de las cuencas mineras, buenas las dos cuencas y con tres hermanos casi adoptados en la del Caudal, tres músicos internacionales que presumo de seguirles desde sus inicios por lo que la cita era imperdible.

En la historia de la música hay muchos hermanos famosos, desde los Broschi (Riccardo y Carlo «Farinelli») pasando por Nannerl y Wolfgang Mozart, Fanny y Felix Mendelssohn, no digamos la saga Bach (toda una dinastía irrepetible), sin olvidarme de apellidos ilustres dentro de la interpretación como José Miguel y Emilio Moreno, los Mena Juanjo y Carlos, pasando por pianistas como PekinelLabèque, Del Valle o  los mediáticos Jussen, siempre en la mal llamada «música clásica», los todo terreno Marsalis Branford y Wynton, también cinematográficos como The Blues Brothers o Los Fabulosos Baker Boys, y hasta los CanoUrquijo en el pop, todo parejas de hermanos donde solo recuerdo que sean tres los Quijano.  Y tres, son tres los hermanos Zapico: Aarón más los gemelos Daniel y Pablo. hijos de Eloy (siempre en el origen) y Marga.  Todas fraternidades que comparten no solo la misma sangre y educación en la familia, sino que al unir afición con profesión resultan verdaderos prodigios tanto por separado como al unirse para hacer música juntos.

Los Zapico son de esa generación que apostó por estudiar instrumentos nada habituales entonces, llamados antiguos, debiendo formarse fuera de nuestras fronteras y apostando por la música barroca, donde han alcanzado fama mundial, tanto de solistas como en distintas formaciones, incluso Aarón en la dirección orquestal. Los tres docentes y con las ideas siempre claras, hacer lo que les gusta, todo un privilegio en estos tiempos. Acompañantes de lujo a los que se rifan, e integrándose en proyectos de distinta envergadura con esa marca propia que es Forma Antiqva donde ellos son el núcleo imprescindible.

Pero el auténtico disfrute resulta cuando se juntan los tres para adoptar como suya la música que habitualmente no protagonizan sino que comparten, rompen moldes, transcriben para ellos y consiguen el milagro de tres solistas en uno, todas las combinaciones posibles de solos, dúos hasta el triángulo mágico. Cada «Concerto Zapico» resulta un soplo de aire fresco, lúcido, actual, bien organizado en la selección de las obras y sobre todo un placer verles disfrutar haciendo música juntos, lo que se transmite al patio de butacas siempre con un público heterogéneo que ha encontrado en el barroco una música ligera y atemporal, guiños de jazz y pop, sencillez de estructuras que el magisterio Zapico eleva a la profundidad virtuosa de sus instrumentos:

El clave de Aarón siempre sabio de registro y ornamentos perlados auténticamente vertiginosos cuando así lo exige la obra.

La tiorba de Daniel explorando todos los registros tan grandes como el propio instrumento, bajos potentes, arpegios de ensueño y «punteos» que unen el «obligato» con la personalidad hasta en los armónicos.

Y la guitarra de Pablo, necesario equilibrio de rasgueos rítmicos y solos polifónicos de limpieza escrupulosa, con la atención casi exclusiva de los gemelos que respiran al unísono.

Solo queda unir cada punto, líneas paralelas, convergentes hasta el mejor y mínimo sustento de tres patas para el triángulo de cuerdas afrontando marionas y jácaras, tocatas y folías, aires rápidos y lentos, tonalidades mayores y menores siempre bien conjuntadas, verdadera «Fiesta Zapico» donde hasta lo asturiano les suena barroco, llevando la giraldilla de su Sama o el fandango de Leitariegos al terreno que ellos dominan como nadie. Un repertorio asentado, muy trabajado, dominado, siempre distinto en cada actuación o grabación, el poso y paso del tiempo, la madurez profesional y el entendimiento único entre  los hermanos. Goce compartido sobre el escenario y contagiado a un patio de butacas aún con todas las restricciones que el «Barroco Zapico» nos hace olvidar, volviendo a demostrar en estos tiempos de Pandemia que la cultura es segura y la música la mejor terapia. La receta «Made in  Langreo» es infalible.

Programa Concerto Zapico 2:
“Marionas” – Gaspar Sanz (ca.1640 – ca.1710)
“The old Spagnoletta” – Gilles Farnaby (ca.1563 – ca.1640)
“Grabe” – Santiago de Murcia (1673 – 1739)
“Faborita” – Anónimo (ed. Francisco Tejada, 1721)
“Passacaglia” – Giovanni Girolamo Kapsperger (ca.1580 – 1651)
“Jácaras” – Gaspar Sanz
“Toccata e Bergamasca” – Giovanni Battista Vitali (1632 – 1692)
“Españoletas” – Gaspar Sanz
“Villan di Spagna” – Giovanni Girolamo Kapsperger
“Bayle del Gran Duque” – Anónimo
“Folías Gallegas” – Santiago de Murcia
“Giraldilla de Sama de Langreo y Fandango de Leitariegos” – Tradicional asturiana
“Cumbees” – Santiago de Murcia
“Diferencias sobre las Folías” – Anónimo (ed. Antonio Martín y Coll, 1709)

Esplendor catedralicio

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Sábado 21 de agosto, 20:00 horas. Catedral de Oviedo: 1200 años de historia, «Oviedo, origen del camino». Esplendor musical en la Catedral de OviedoJone Martínez (soprano), Forma Antiqva, Orquesta Barroca, Aarón Zapico (director). Obras del Archivo de la Catedral de Oviedo. Entrada libre (aforo completo).

El tiempo inexorable no transcurre igual para todos, pues parece que fue ayer cuando descubríamos el archivo musical de la Sancta Ovetensis, gracias a mi siempre recordada Inmaculada Quintanal, al gran Benito Lauret y la Capilla Polifónica de Oviedo, y por supuesto al eterno Emilio Casares, un Joaquín Lázaro (Aliaga, 1746 – Mondoñedo, 1786) que volvería a sonar en «su casa» demasiados años más tarde, ya en marzo de 2012 precisamente por la labor de María Sanhuesa con Aarón Zapico, Forma Antiqva y María Espada, pidiendo entonces desde este blog más Lázaro. El archivo sigue siendo fuente inagotable pero a menudo infranqueable a pesar del interés por parte de investigadores e intérpretes asturianos que ya demostraron el tesoro escondido de una Catedral de la que se celebran los 1.200 años de su fundación precisamente en este Xacobeo pandémico, recordando que Oviedo es el Orígen del Camino.

De nuevo Forma Antiqva con Aarón Zapico han retomado casi 20 años después la difusión del turolense  Joaquín Lázaro, algunos de los músicos de entonces más los nuevos fichajes para una orquesta barroca que también guardaremos su grabación de estos días para el sello alemán de los langreanos, y sobre todo la soprano vizcaína Jone Martínez a la que tendremos que seguir muy de cerca porque la juventud pisa fuerte y está muy preparada, más en esta música que ya domina como una veterana, con una voz limpia, esmaltada, bien proyectada, de emisión clara aunque la gran reverberación catedralicia no ayude, pero que una vez plasmada en disco podremos saborear estas joyas en todo su esplendor.

Al menos los medios de comunicación se hicieron eco de este concierto, implicándose tanto el  Arzobispado, la propia Catedral, el Ayuntamiento de Oviedo y hasta la correspondiente Consejería del Principado (ahí estuvo presente su viceconsejera de turismo Graciela Blanco), con respuesta increíble de un público que no quería perderse esta tarde sabatina primera del verano astur, agotándose las entradas el mismo lunes que salieron en la web municipal, y demostrando no ya la contrastada afición sino la responsabilidad ante las medidas de higiene, pues una vez más queda claro que la cultura es segura.

Forma Antiqva en formación orquestal al uso, estuvo formada por: Gerard Serrano y Pepe Reche (trompas), Antonio Campillo y Liza Patron (traversos), Jorge Jiménez (concertino), Víctor Martínez, José Vélez, Cecilia Clares y Roldán Bernabé (violines I), Daniel Pinteño, José Manuel Navarro, Pablo Prieto, Roger Junyent y Belén Sancho (violines II), Ruth Verona y Ester Domingo (violonchelos), Jorge Muñoz (contrabajo), Javier Núñez (órgano), Daniel Zapico (tiorba) y Pablo Zapico (archilaúd), más la citada soprano Jone Martínez y Aarón Zapico en la dirección. Destacar el equilibrio entre secciones aunque algo opacas las flautas y el continuo, más los problemas de afinación habituales en las trompas naturales, pero la sonoridad de la música del Maestro Lázaro es única, un clasicismo precoz que bebe del Barroco final como seña de identidad de unas partituras en castellano, más las músicas de procesión que figuran como anónimas porque siempre se pretendía la posteridad de las obras más que los autores, auténticos obreros del pentagrama con la Catedral de patronal exigente.

Escuchar in situ páginas tricentenarias no tiene precio y disfrutar del trabajo de entonces en nuestros días es un placer total, sin olvidarnos que estamos redescubriendo una mínima parte, un patrimonio que es obligado recuperar, promocionar y mantener sin reparar en gastos, pues nada es gratis. Al menos pedir no ya apoyo sino también facilidades para que cada uno haga su trabajo.

El navarro José Castel (1737-1807) contemporáneo de Lázaro, y al que equipararon con Haydn, abría concierto con el Allegro de la Sinfonía nº 3 y todo el orgánico orquestal perfecto para enlazar y dar paso a Jone Martínez en su primera intervención, Dios mío, calla (que bisaría al final), aria de tempo medio y ritmo ternario donde la instrumentación y melodía son escénicas sino operísticas, el estilo que se impondrá y del que el turolense daría buena cuenta en el resto de obras del concierto, silencios dramáticos que reverberaban en toda la catedral, melodía vocal inspirada con un texto siempre reforzado y subrayado por la orquesta.

Ya escuchada en 2012 el aria para tiple, trompas, flautas, cuerda y continuo Noche preciosa clara, viva además de bien contrastada, volvió a dejarnos una grata impresión de la soprano vasca pletórica aunque contenida, con soltura y frescura. Después el primer anónimo de las «músicas de procesión», un Moderato  sin flautas para estas páginas exportables que la plantilla elegida hacen esplendorosas. Me imagino los ministriles de entonces, probablemente en menor número, haciendo sonar estas partituras que con Forma Antiqva mantienen su impronta barroca con el aire preclásico ideal de todo el concierto.

El aria Encendida en vivo fuego solo con cuerda y continuo trajo de nuevo la voz diáfana de Martínez mejor arropada sin los vientos, maravilla musical asombrosa para su tiempo que refuerza la necesidad de conocer este repertorio del Maestro Lázaro, fuego vocal e instrumental. Otro tanto con la más ornamentada vocalmente aria Del risco se despeña, agilidades limpias de la soprano, silencios subrayando estos dramas musicados por el presbítero aragonés y orquestación ideal.

El oficio se demuestra en la reutilización de melodías vestidas de distinta forma, y volvimos a disfrutar del aria A Eulalia dichosa, la patrona de la diócesis Santa Eulalia de Mérida, que «atraía la lluvia», obra sin flautas y técnicamente similar a la primera pero con giros y «da capo» siempre distintos, ricos en la voz de Jone Martínez, color ideal para este repertorio donde se la nota cómoda por tesitura y estilo.

Segunda música de procesión «anónima», esta vez un Allegretto para toda la orquesta, más compacta aún que en el Moderato anterior, Aarón Zapico impulsando con su personal versión de los aires y claroscuros instrumentales, pinceladas de calidad en unos violines en perfecto entendimiento y un contrabajo que asentaba la extensión escrita, luminosa y contenida.

Para finalizar y recordar aquel 25 de abril, el recitativo y cavatina Reparad qué luz clara y peregrina con una introducción de Pablo Zapico al archilaúd impoluta, suya, más el acompañamiento íntimo antes de la cavatina que Jone Martínez bordó de principio a fin, amplitud de matices desde la aparente simplicidad de esta partitura que brilló de nuevo con más esplendor catedralicio.

Enhorabuena al trabajo infatigable de años en el archivo de la incombustible doctora María Sanhuesa, el encuentro y apuesta de Aarón Zapico con Forma Antiqva para la ocasión, desando largo recorrido en esta ardua labor por poner a Joaquín Lázaro donde debe, agradeciendo el «fichaje» de Jone Martínez para este proyecto así como a una plantilla orquestal de confianza que sigue conjugando lo mejor del panorama español en este repertorio siempre actual. Si en breve habrá en el mercado nueva grabación de los langreanos, la Sancta Ovetensis asombrará igualmente y pondrá la música hecha en Asturias como verdadera seña de identidad a nivel mundial.

Dejo finalmente los textos del director asturiano para este concierto:

«Esplendor musical en la Catedral de Oviedo

Una música superlativa. Un patrimonio formidable.

La hipérbole es constante cuando hablamos de la música conservada en el Archivo Capitular de la Catedral de Oviedo o Sancta Ovetensis. Legajos de partituras conservadas durante centurias que el próximo 21 de agosto verán la luz en el preciso lugar para el que fueron creadas. Es el Maestro de Capilla Joaquín Lázaro (1746-1786) el representante escogido para mostrar parte de esta exuberancia a través de melodías refinadas y solemnes ritmos que dan vida y color a unos textos plenos de poesía.
Este concierto es la guinda de un proyecto colectivo perseguido durante mucho tiempo y que contribuye de manera definitiva a dotar a Asturias de un patrimonio inigualable del que sentirse muy orgullosos
«.

Mutaciones al atardecer

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Sábado 14 de agosto, 20:00 horas. Iglesia de Santa María de Valdediós: «Atardeceres en Valdediós» (Círculo Cultural de Valdediós), Ciclo El flujo de la identidad: «Mutaciones«, segundo concierto: Olalla Alemán (soprano) – Daniel Zapico (tiorba). In partita variate -La variación como elemento de composición durante el Barroco-.

Dos días seguidos acudiendo al conjunto monástico cisterciense de Valdediós casi en peregrinación musical de Xacobeo astur, esta vez para acudir al segundo concierto de un ciclo inspirado en la Pandemia, siempre temáticos los atardeceres organizados por la asociación que preside desde hace 13 años el doctor  Martín Caicoya, que presentó el concierto, poesía y música en una iglesia que mejora notablemente el entorno la y acústica del antiguo salón de actos, apostando por intérpretes de renombre ligados, además de suficientemente conocidos, a nuestro Principado melómano, ofreciéndonos a dúo estas «mutaciones» ya con recorrido en los duros tiempos de pandemia, un repaso de obras y compositores barrocos que se están convirtiendo en grandes éxitos de público y ventas, repertorio que no pasa de moda ganando cada vez más adeptos.

La soprano murciana especializada en la mal llamada «música antigua» y el virtuoso tiorbista langreano que ya tiene en el mercado un CD en solitario (AuMonde) de sello propio, prepararon un bellísimo programa con intervenciones solistas de Daniel intercaladas para el siempre necesario descanso vocal de Olalla, excelsa combinación de virtuosismo a cargo de estos intérpretes que son referentes internacionales en este repertorio, pasando a comentar lo vivido este atardecer nublado aunque haya dejado el vídeo del concierto ofrecido en Aledo dentro del Festival ECOS de Sierra Espuña el pasado octubre para disfrutar con estas obras.

Tras unas palabras de Daniel Zapico explicando las obras de comienzos del s. XVII con el creciente interés por comunicar emociones a través de la música, la voz como el gran instrumento, contribuyendo al abandono progresivo de la polifonía y surgimiento de la monodia acompañada en las obras vocales seleccionadas, este nuevo estilo de composición fortalecería la relación entre música y texto, volviéndolos sumamente interdependientes.

Precisamente el puente estilístico entre el Renacimiento y el Barroco lo representa como nadie Claudio Monteverdi (1567-1643), del que escuchamos Laudate Dominum in sanctis eius (Selva morale et Spirituale), la importancia del latín sacro que la música eleva a espiritualidad. La reverberación de la iglesia dotó de buena sonoridad a la tiorba y la proyección vocal, aunque dificulte precisamente entender correctamente los textos, pero la belleza del timbre y amplitud de registros de la murciana suplió esas mínimas carencias acústicas.

Manteniendo ese clima de religiosidad con el telón de fondo del hermoso retablo de Manuel González Manjoya (en 1749), Giovanni Felice Sances (ca.1600-1679) y su Stabat Mater dolorosa (Civico Museo Bibliografico musicale di Bologna) cerrarían este inicio espiritual que marcaría las pautas del gran barroco vocal y camerístico.

Los madrigales de Claudio Monteverdi son una delicia en la lengua de Dante para cualquiera de sus formaciones, germen de la ópera por ser como microrrelatos de una bellezaa infinita, casi arias los dos que escuchamos en la voz de AlemánEcco di dolci raggi y Quel sguardo sdegnosetto (Scherzi musicali cioè arie et madrigali), con su recitativo y la tiorba «redonda», una lección armónica de acompañamiento con un instrumento nacido en esta época precisamente para acompañar la voz, añadiendo a los laúdes las cuerdas graves que dan mayor corporeidad al instrumento y el perfecto ropaje madrigalesco, como explicaría de nuevo el profesor Don Daniel al finalizar este primer bloque.

Primer «intermedio» instrumental de Zapico engarzando la Toccata Terza del italiano Giovanni Girolamo Kapsperger (ca.1580-1651), conocido allí como Il tedesco della tiorba, con nuestro Gaspar Sanz (1640-1710) y sus  famosas Españoletas (Instrucción de música), formas de ida y vuelta, bautizadas en Italia y traídas a España desde donde pasarían a Hispanoamérica, inconfundibles y habituales del instrumentista asturiano que siempre resultan emocionantes por su intención y sentimiento, aún más rotundas en la tiorba por sus graves y resonancia que las tocadas generalmente con guitarra barroca, para abrir paso de nuevo a la voz con el gran Sebastián Durón (1660-1716) y su «cantada a solo» Mas, ay, que el llanto y la tristeza, forma hispana para disfrutar en la interpretación de este dúo, fusión de aires cercanos al Mediterráneo y Cantábrico con una música muy sentida en perfecta comunión.

En el tramo final Tarquinio Merula (1595-1665), Canzonetta Spirituale Sopra Alla Nanna (Canzonetta spirituale sopra alla nanna ‘Hor ch’è il tempo di dormiré’), virtuosismo vocal y delicadeza instrumental en perfecto empaste, tempo lento al que la acústica afecta menos aumentando la sensación sonora de esta obra mayor del cremonense. Últimas palabras de agradecimiento y tras el puente instrumental, nuevamente Kapsperger, Villan di Spagna (Libro IV d’intavolatura di chitarrone’), imprescindible en los conciertos donde esté Daniel que como suelo decir, borda este repertorio dotándolo de esa sonoridad tan especial en su tiorba universal, recomendando de nuevo escuchar su disco en solitario.

Dúo de cierre con Benedetto Ferrari (ca.1603-1681) cuyo Amanti io vi so dire (Musiche e poesie varie à voce solo, libro terzo) como bien titula la colección, fueron música y poesía para Alemán y Zapico, dos compases de acordes que dan para mucho, mutaciones de atardecer en el valle de Boiges (Puelles) con la tiorba rítmica arropando y complementando la melodía vocal poderosa, delicada potencia bien entendida, ornamentos y magisterio a dúo que, como escribía en las notas al programa el asturiano (que dejo a continuación), nos dejamos llevar y disfrutamos del concierto.

 

Farándula astur

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Miércoles 26 de mayo, 19:00 horas. Sala de cámara del Auditorio de Oviedo: VIII Primavera Barroca (Circuitos CNDM). Farándula castiza, Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección).

Llega a su fin esta primavera barroca con entradas agotadas y demostrando que la cultura es segura en tiempo difíciles para todos, donde la música nos ha mantenido vivos, y con todas las cancelaciones que ha habido,

España ha marcado diferencias. La formación que comanda el langreano Aarón Zapico no escapó a un calendario de fechas verdaderamente loco, perdiendo múltiples compromisos como el del Festival Halle en Alemania, donde iba a llevar el previsto A Pleasure Garden, pero la versatilidad de estos músicos y lo amplio de sus programas cambiaron los «perfumes» por su ya «rodada» Farándula castiza en Oviedo, con una formación camerística de cuerda y percusión afrontando sin complejos a músicos que son parte de la propia historia de «la familia Zapico», desde Santiago de Murcia a Nebra, pero también los Castel, Conforto, Corselli o la última incorporación de Baset, adelantándonos el propio Aarón Zapico que en agosto grabarán parte del archivo musical de la Catedral de Oviedo, continuando la apuesta por sacar a la luz y airear tesoros musicales que podemos y debemos presumir de ellos.

La farándula astur se organizó en tres «jornadas» con obertura y fin, además de dos propinas «marca de la casa», bien ordenadas para poder comprobar el nivel de esta formación al uso, combinaciones de todos los instrumentos de cuerda más las pinceladas de una percusión siempre discreta que lució especialmente en las castañuelas de los fandangos, como no podía ser menos.

Impecable el empaste y sonoridad de los violinistas Jorge Jiménez y Daniel Pinteño, igualmente maestros en estos repertorios, sumándose la viola de Jose Ángel Vélez y el contrabajo de Jorge Muñoz, unidos a este «Equipo Zapico» donde la canaria que llamo cuarta hermana (Ruth Verona)  sigue aportando con su chelo el plus a un continuo con los gemelos y el mayor de la estirpe de este trío langreano, perfecta fusión donde Andalucía se suma a nuestra tierra.

Si en el siglo XVIII Madrid era villa y descanso de la corte, la capital del Principado en el XXI es escaparate barroco desde donde exportar talento y mostrar un patrimonio único que Forma Antiqva lleva más de veinte años trabajándolo con valentía, profesionalidad, entusiasmo y originalidad en todas sus propuestas, desde el trío básico a grandes «ensembles». El tamaño medio fue el que trajo cerrando la primavera barroca ovetense en colaboración con el CNDM (hoy con su director Francisco Lorenzo entre nosotros, renovando el compromiso con estos Circuitos donde Oviedo sigue en la brecha), formación ideal para una selección de obras y autores que recrearon la música de la fiesta madrileña en nuestro salón de cámara carbayón.

Imposible desgranar cada etapa, cada jornada, cada partitura elegida, así que dejo arriba al inicio de la entrada el programa para hacerse una idea de las combinaciones entre iguales, tanto de los compositores que hicieron de España su patria como Forma Antiqva y todas sus variaciones desde Asturias.

Combinar una obertura operística de José de NEBRA (1702-1768) con el fandango de Bernardo ÁLVAREZ ACERO (1766-1821) es arriesgar nada más comenzar; emparejar dos sinfonías de José CASTEL (1737-1807) y Niccolò CONFORTO (1718-1793) todo un acierto (verdadera joya el andante francés de La Nitteti, 1756).

No podía faltar en esta fiesta madrileña el recuperado Vicente BASSET (1719-1764) que aparecería varias veces, pues sus sinfonías interpretadas por Forma Antiqva son otro monumento sonoro que tiene protagonismo per se.  Segunda jornada donde tampoco podía faltar el italiano más madrileño, Luigi BOCCHERINI (1743-1805) con su Trío para cuerdas en sol menor, op. 6, no 5, G 93 (1771) para deleitarnos con Jiménez, Pinteño y Verona en su Tempo di minuetto
contrastado con el Andante de Giovanni Battista MELE (ca. 1701-1752) perteneciente a su Sinfonía de Angelica e Medoro (1747), para convivir de nuevo con nuestro Fandango de Conforto y la «Apertura a más instrumentos» del citado Baset con ese presto final perfectamente ensamblado por los músicos.

Y si en Madrid convivían músicas, Forma Antiqva las revive, los hermanos Zapico con la percusión de Pere Olivé nos recordaron a Santiago de MURCIA (1673-1739) y sus Cumbees en el mismo plano de calidad que el invitado Conforto cuya Sinfonía de Siroe (1752) mantuvo «la ira» en intensidades, la elegancia francesa del Andante y el alegre final compartido con otro nombre felizmente recuperado para los programas y grabaciones barrocas: Francisco CORSELLI (1705-1778), cuya Obertura de La cautela en la amistad y robo de las sabinas (1735) confirmó la «buena Forma» y mejor hacer de unos intérpretes que dominan este repertorio, el importado y el nacional de nuevo con el gran Nebra del que su Obertura de Iphigenia en Tracia (1747) sería la penúltima grandiosa parada antes del final, junto a otra sinfonía de Castel emparejada con la de Baset, encajes de cuerda, diría que encaje de bolillos por el primor en la ejecución de estas páginas que siguen sonando actuales y jóvenes, la farándula madrileña en manos de una generación de músicos que triunfan sin complejos y trabajan duro por mantener viva esta llama barroca que en Oviedo sigue encendida. Brillante colofón en casa y con los de casa, dos bises con poesía dramatizada (Aarón rapsoda) y fandango en tutti. Gracias Forma Antiqva.

FORMA ANTIQVA:

Jorge Jiménez y Daniel Pinteño VIOLINES

José Ángel Vélez VIOLA

Ruth Verona VIOLONCHELO

Jorge Muñoz CONTRABAJO

Pablo Zapico GUITARRA BARROCA

Daniel Zapico TIORBA

Pere Olivé PERCUSIÓN

Aarón Zapico CLAVE Y DIRECCIÓN

Tiorba de Asturias al mundo

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En estos tiempos difíciles se demuestra cómo la adversidad nos hace crecer. Si este blog lo subtitulo «… de Mieres al mundo y con la música por montera«, tengo que escribir en mis vacaciones invernales esta entrada como «De Asturias al mundo con la tiorba» haciendo referencia a mi admirado Daniel Zapico (Langreo, 1983), que junto al francés Nino Laisné no solo han creado el sello «Alborada éditions» sino que además presenta su primer disco en solitario titulado Au Monde, una apuesta por producir y difundir proyectos de música antigua y tradicional con una calidad en el producto de aplaudir, sin olvidarse del soporte videográfico que dejo aquí como muestra de lo que supone este proyecto:

El año 2020 nos ha obligado a cambiar muchos hábitos, hasta nuestra forma de vida, pero también ha traído la oportunidad de consumir mucha más música desde casa, vídeos en directo, conciertos en el tiempo y muchos discos que han sido cual vitamina para el alma, por lo que a falta del imprescindible contacto que supone el directo, muchas de las novedades no solo llegaban por correo o mensajería, ayudando a mantener un mercado que se mantiene, sino que eran devoradas y comentadas desde aquí para poder compartir la valentía y calidad de unos artistas que lo han pasado mal desde marzo y acabando este nefasto bisiesto aún no saben qué les deparará el 2021.

Como bien escribe el director artístico, «la producción de discos parece tanto más necesaria para mantener el vínculo entre los artistas y sus oyentes«. Curiosamente a los hermanos Zapico los disfruté en su última grabación de Basset y a los gemelos en su dúo dedicado a Filippo dalla Casa, mientras que en vivo antes del último cierre en octubre, los tengo aún cercanos, primero el día 11 durante la semana de los Premios de la Fundación y el 25 dentro de SACO poniendo la banda sonora a la película «Juana de Arco».

La trayectoria de Daniel Zapico en la tiorba no sólo va ligada a sus hermanos en Forma Antiqva sino que le han reclamado muchos músicos y formaciones nacionales e internacionales para sus actuaciones, grabaciones y proyectos donde la tiorba recupera un protagonismo no ya en el continuo sino en cada intervención solista, con una sonoridad redonda, completa, armónica y melódica siempre llena de virtuosismo tras un trabajo de años donde no debemos olvidar la labor docente imprescindible que Daniel Zapico está aportando al instrumento básico del renacimiento y barroco.

Sumemos la investigación paralela e incansable y tendremos al Maestro con mayúscula, intérprete y docente. A partir del Manuscrito de Vaudry de Saizenay (1699), Daniel Zapico eleva la transcripción a arte, las obras de Michel Lambert, Antoine Forqueray, Lully, Couperin, Du Boisson o Robert de Visée en la tiorba resuenan frescas, actuales, resucitadas de los originales para clave, viola de gamba o guitarra pero también desde obras vocales en esta práctica tan necesaria no ya para conocer un repertorio donde Daniel Zapico es toda una autoridad sino en la valentía por afrontar todo tipo de obras con una óptica actual sin perder el respeto histórico a unas partituras que la tiorba desempolva y actualiza.

Citando de nuevo a Laisné, «una primera floración tras meses de oscuridad, la creación de Alborada invita al regreso de la luz«, por lo que tanto el propio sello discográfico como la grabación son «canela en rama». La apuesta por la calidad se refleja en cada detalle y la escucha del compacto otro placer.

La presentación incluye un póster blanco y dorado cual facsimil de la página 225 del manuscrito citado de Saizenay (1699, en la Biblioteca Municipal de Besançon) con las notas en francés, inglés y español del propio Zapico donde recuerda primero «Una práctica olvidada» referida a la transcripción desde sus inicios con la tiorba, y después «Nuevas páginas» desgranando las quince obras grabadas de las que solo dos son originales de Robert de Visée para la tiorba, el Preludio (corte 5) y la Chacona que cierra el disco, mientras las otras trece pistas son un verdadero viaje por Francia desde lo popular a lo cortesano con una toma de sonido impecable en una grabación del año pasado nada menos que en el estudio parisino de la Orquesta Nacional d’Ile-de-France con Mireille Faure de ingeniero de sonido con larga trayectoria en estas músicas.

Grabación para degustar en la cadena de alta fidelidad pero también en el coche o cualquier formato aunque siempre recomendable la primera opción para apreciar todos los detalles, con el sonido presente, cristalino, de ambiente confortable, saboreando la sonoridad de la tiorba y su riqueza tímbrica que en las manos de Daniel abarca un espectro realmente grande. La música inunda la sala y la sensación de tenerlo tocando para nosotros es un placer.

Presentado al público el pasado día 9 del presente, con Daniel Zapico en Tokyo, tiene el patrocinio del gobierno asturiano, que parece va abriendo los ojos a nuestra «marca de calidad musical», ya van apareciendo críticas como la que dejo aquí a la izquierda, aplaudiendo este regalo navideño y nueva apuesta del tándem Laisné-Zapico que a lo largo del próximo año seguro llegará a un público amplio (evidentemente el francés será de los primeros), tanto el fiel a estos repertorios cada vez más cercanos a la gente joven que ha encontrado en estas músicas un mundo más comprensible e inmediato que el complejo sinfónico, como a los seguidores incondicionales entre los que me encuentro. Esta novedad se lo merece y el agradecimiento de todos por el esfuerzo, dedicación y entrega a un trabajo de años esperando disfrutarlo pronto en directo.

Como titulaba la prensa regional, «Daniel Zapico vuela solo» añadiendo el de mi propia entrada «de Asturias al mundo con la tiorba».

©Fotos Webs enlazadas y RRSS.

Colección Zapico

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En esta cuarentena obligada (muy distinta de la mía tras el accidente de moto) tengo que agradecer que mi cartero rural, amigo además de currante y un artista con la cámara de fotos, funciona puntual como siempre y al fin llegó a la aldea el último CD para mi variada y gran colección (hace el número 3191, que además es primo), esta vez dos tercios de Forma Antiqva: los gemelos Zapico, Daniel y Pablo, que ya nos acostumbran a regalar en sus recitales intervenciones a dúo, también con la guitarra de mi tocayo, más allá del barroco donde se desenvuelven como pocos y explorando combinaciones sonoras con buenos resultados. Grabado con el sello alemán Winter & Winter que siempre apostó por esta familia, producido por el propio Stephan Winter junto a su esposa Mariko Takahashi, y con el patrocinio de Gobierno del Principado de Asturias, agradando un catálogo con curiosidades fruto del duro trabajo de recopilar y adaptar obras para sus variadas formaciones, en esta novedad interpretan Pablo con el archilaúd y Daniel a la tiorba donde tampoco faltan cada uno de ellos en solitario, ya rodado en el siempre difícil directo el pasado verano (pues hace unos días desconozco creo lo tuvieron que suspender). Y quiero citar también los luthiers de sus instrumentos: archilaúd José Miguel Moreno & Alejandro Fuentes, Madrid 2007 –  tiorba Jaume Bosser, Barcelona 2013.
De las notas que acompañan el disco, tituladas EL RETRATO DEL LAÚD, que incluyo a continuación, voy colocando distintos párrafos que ha escrito Pablo Zapico explicando el trabajo previo y la elección de las obras, alguna verdadero estreno, que presentaron en «La dársena» de Radio Clásica hace muy poco.
(* ver nota al final)

Filippo Dalla Casa (1737 – después 1811) «fue un pintor profesional y un intérprete aficionado del archilaúd. En 1811, cuando se decía contar con 74 años, donó su colección de Suonate di Celebri Auttori per l’Arcileuto Francese, su propio instrumento y un autorretrato fechado en 1759 al Liceo Filarmonico (1804), actual Conservatorio Statale di Musica ‘G. B. Martini’ de Bolonia; tal era su fuerte vínculo con la institución cultural donde ejercía como profesor de pintura«.

Exceptuando la Sinfonia, todas las piezas provienen de su doble manuscrito, fechado en la Bolonia de 1759 y 60. Entre los poquísimos autores reconocidos o señalados, figuran nombres de laudistas y –especialmente– clavecinistas de la época de los que hoy es muy difícil encontrar noticias en el diccionario musical pero que por entonces debieron ser célebres músicos. Su manuscrito es, pues, una compilación de la música que le gustaba escuchar para interpretarla él mismo. Dalla Casa justifica que «L’Arcileuto Francese, altro non è, che un clavicembalo portatile, tutta la musica che si suona in esso, si eseguisce nell’Arcileuto, col divario che è più difficile […]» (El archilaúd francés no es más que un clave portátil; toda la música que se toca en él puede reproducirse en el archilaúd con la diferencia de que resulta más difícil).

Tres sonatas de autor desconocido abren el disco: Andante en sol mayor, Allegro en sol mayor y Allegro en fa mayor, casi dotadas cual unidad tripartita abriendo horizontes de elegancia, sonoridades claras y uniformes como si de un solo instrumento se tratase con unas líneas bien definidas, juegos rítmicos, de aire y tonalidades luminosas.

Claro que Dalla Casa no consideraba entonces la posibilidad de utilizar dos instrumentos que maridan tan bien como el archilaúd y la tiorba. Este combo sí puede realmente competir con la rica textura armónica del clave sin limitaciones técnicas. De hecho, seguramente nada más le hubiera gustado a Filippo que poder desdoblarse, dado que además de intérprete de archilaúd, también lo fue de tiorba, tal y como especifica el título de su pequeño tratado anexo: «Regole di Musica, ed’anco le Regole per accompagnare sopra la Parte per Suonare il Basso continuo & per l’Arcileuto Francese, e per la Tiorba. Per uso di me Filippo Dalla Casa Suonatore di essi» (Reglas de música y, además, reglas para acompañar sobre la parte, para realizar el bajo continuo, y para el archilaúd francés y la tiorba. Para mi uso, Filippo Dalla Casa, intérprete de ambos).

El Aria del Martelli (Tommaso Martelli) recuerda una danza de salón con las líneas bien definidas, la melódica en el agudo del archilaúd y el sustento grave de la tiorba, como un gran clavicordio muy rico en tímbrica, seguido por el Allegro (fa mayor) de autor desconocido, contrapuesto al anterior manteniendo cierta unidad sonora e interpretativa para obras coetáneas que bien recogió Dalla Casa, y que Pablo explica perfectamente.

La mayor parte del Suonate di Celebri Auttori son transcripciones o composiciones para archilaúd a solo. Sin embargo, era costumbre natural en la época que los miembros de una misma familia compartieran música juntos y así lo es también para mi hermano y para mí. Siguiendo este hábito, quisimos revivir las transcripciones de Dalla Casa dotándolas de una lujosa versión a dúo que persiguiese satisfacer aquel ideal que debió de fascinar a Filippo cuando escuchó estas mismas piezas al clave. No obstante, algunas de las obras recogidas sí están escritas originalmente para dos intérpretes, como el Concierto en Do Mayor para mandolina y bajo de archilaúd de Giuseppe Vaccari, también incluido en esta grabación.


(** ver nota al final)

El Trio de Lodovico Fontanelli está estructurado en los siguientes movimientos: I. Sonata (Andante); II. Aria. Allegro; III. Suo Minuetto, dispuestos como era costumbre barroca, contrastados en tiempos, compás y ritmos, manteniendo la línea melódica clara y virtuosa con un bajo redondo que suena perfectamente empastado, solo los gemelos parece que pueden sentir lo mismo y este Fontanelli es una muestra de ello. Desconocido pero reconocible estilísticamente  el Allegro en do mayor, ágil y contagioso, más Daniel Zapico solo en el Grave: si bemol mayor, la tiorba completa, el magisterio del instrumento con técnica impecable y la musicalidad habitual que le ha llevado a actuar con muchas y excelentes formaciones.

La Sinfonia no está firmada y por el momento permanece anónima. Procede del ítem 450, vendido en una subasta organizada por Karl & Faber el 6 de diciembre de 1956 en Múnich. Dicho lote pertenecía a la Graf Harrach Collection de Rohrau, Austria. Su comprador fue el laudista y musicólogo inglés Robert Spencer (1932 – 1997). Hasta hace poco, esta obra se conservaba únicamente en formato digital, en posesión del doctor en musicología Arthur J. Ness (Chicago, 1936), especialista en cuerda pulsada. La obra original fue escaneada por el propio Spencer antes de intentar venderla.

Una preciosidad esta Sinfonia à Solo di Arciliuto en cuatro movimientos sucediéndose en lento y rápido: I. Largo, solemne con intercambio de papeles en cuanto a «voz cantante», II. Allegro vibrante, bien desarrollado con aromas venecianos, III. Largo germano por su gravedad no solo de registro, más el IV. Allegro contenido, ameno y ornamentado lo suficiente para no perdernos la riqueza armónica. Siguen en solitario Pablo Zapico con la Marchiata del Gordini de autor desconocido, y Daniel Zapico en el Grave: do menor, autores desconocidos felizmente recuperados, aplicándoles los mismos elogios a los dos hermanos en cuanto a interpretación y musicalidad desde unas tímbricas similares aunque distinguibles. Quiero añadir aquí que sobre la denominación muy poco común de Marchiata, Germán Labrador López de Azcona, Profesor Titular de Musicología de la UAM, escribía para el programa del concierto previsto en la Sala de Cámara del Auditorio de Madrid el último 14 de marzo, sobre esta obra de Gordini que es «(…) singular en este repertorio; aunque no es muy conocida, la «marchiata» ya aparece como toque de guerra en 1648 en Venecia, y en 1810 todavía pervivía como baile en la cultura popular. Probablemente por su origen militar y condición de “toque” o señal, sus motivos rítmicos resultan muy característicos, y es también un vestigio de la rica cultura musical que rodeó al protagonista indirecto de este programa. Lejos de la “gran historia” de la música, el manuscrito y la figura de Dalla Casa inspiran todo un programa de recuperación musical a partir de un intérprete desconocido, acaso autor de algunas de las obras de su antología, y personaje casi irrelevante, que no figura en libro alguno de música del siglo XVIII».
Continúan las notas de Pablo Zapico:

Tras su muerte, se perdió el rastro del documento original hasta que recientemente he podido localizarla dentro de la Robert Spencer Collection donada por su familia a la librería de la Royal Academy of Music de Londres, donde estará disponible próximamente en su biblioteca digital [GB-Lam MS799].

A dúo y escrito originalmente para esta combinación, Giuseppe Vaccari con su Concerto à Mandolino, è Basso del Arcileuto de tres movimientos bien claros: I. Allegro, II. Andante, III. Allegro nos demuestra la adaptación perfecta del archilaúd con la tiorba, no necesita el trémolo de la mandolina ni siquiera en el andante central nuevamente evocador «veneciano», para dejarnos unas melodías bien armadas en una interpretación que parece limpiar un cuadro de la época donde el pincel final nos trae aire de los canales.

Sin duda, la ubicación estilística más importante que puede hacérsele a esta Sinfonia es la de considerarla en su totalidad como una obra posible dentro del marco musical del propio Filippo Dalla Casa, dado que he identificado una referencia al 4º movimiento (sin el acompañamiento) de la Sinfonia en su propio manuscrito. Afortunado hallazgo musicológico. Aunque la copia no es literal, sí es perfectamente reconocible y por esta razón se incluye en el álbum como primera grabación mundial.
Se trata de un repertorio que ya se adentra estilísticamente en el Clasicismo. Es el último capítulo y retrato del laúd; un instrumento que no tardaría mucho más en desaparecer. Es, de hecho, la última fuente catalogada de música para archilaúd.

Dos últimos anónimos para cerrar el disco: Grave: la menor y la Sonata: Andante, do mayor, dos movimientos casi unitarios e igual armadura, con ese inicio solemne en el modo menor antes del relativo mayor sin prisas, caminando hacia la necesidad de repetir toda la escucha, incluso jugando con la reproducción aleatoria porque todo el disco mantiene una unidad estilística buscada por Filippo Dalla Casa que «los pequeños» Zapico han plasmado a la perfección en este disco.

(* Pablo Zapico en su perfil de FB comenta sobre el cuadro«Este es el autorretrato de Filippo Dalla Casa, pintado en 1759, cuando tenía 22 años, tal y como aclara él mismo en una inscripción por detrás del mismo lienzo.Óleo sobre tela. Dimensiones 47,5 x 36,3 cm. Propiedad del

Museo internazionale e biblioteca della musica di Bologna (catálogo n° 123, inventario B 12005 / B 38492). Situado en el Conservatorio G.B. Martini, Piazza Rossini, 2 (Sala di lettura).Llama la atención lo bien detallado que está el encordado del instrumento (con diferentes materiales para las cuerdas más graves y densas) y el tamaño de sus uñas (al menos la del pulgar). En mi opinión, seguramente el instrumento esté pintado más pequeño de lo normal para encuadrarlo a las dimensiones del óvalo»).

(** Luigi Crespi, ca. 1777: retrato de Filippo Dalla Casa, óleo sobre lienzo).

Sestiere Forma Antiqva

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Miércoles 24 de abril, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de cámara: VI Primavera Barroca. Forma Antiqva: Notte Italiana. Música del Seicento para Consort de Continuo. Obras de Kapsperger, Frescobaldi, Bartolotti, Selma y Salaverde, Picchi, Roncalli, Vitali, D. Gabrielli y Diego Ortiz.

Por esta noche Venecia resultó Oviedo, los seis barrios de La Serenissima unos músicos de casa con los hermanos Zapico (sin Aarón en escena) y cuatro invitados habituales, la sala de cámara un verdadero palacio donde disfrutar de un paseo musical con Forma Antiqva que volvió a prepararnos un festín del seiscientos con un continuo protagonista absoluto y un lleno demostrando que se puede ser profeta en tu tierra, 20 años largos de trayectoria, brillando al nivel de figuras internacionales que continúan desfilando por «La Viena del Norte».

Aarón Zapico hizo de presentador en un concierto donde acudió por vez primera como público al ser jurado del Premio Princesa de las Artes y no poder compaginar ambas obligaciones, pero Daniel Oyarzábal sin «jetlag» pese a su ajetreada agenda (en parte como el resto), es un Zapico más que sumar a la familia como ya lo es Ruth Verona aumentando con Elisa Joglar, dos chelistas que ayudaron al espectacular concierto de esta primavera barroca ovetense.

A destacar lo bien que Forma Antiqva organiza sus proyectos, conciertos exportables, temáticos y siempre con protagonismo para sus componentes en cualquier formato, siendo el de trío, cuarteto o este sexteto para la ocasión. Bloques de dos compositores con Frescobaldi sustento en la mayoría de ellos como pilar en cada uno de los 455 puentes, esta vez reducidos a ocho, jugando con aires, intervenciones solistas en cada uno de ellos, inspiración vocal en la edad dorada del virtuosismo instrumental como lo fueron los propios autores, bien defendidos por todos en un paseo nocturno por los intrincados vericuetos venecianos que nunca sabes dónde terminan, asomando a un canal que parece no tener salida, apareciendo una iglesia en otra esquina, carnavales en algún palacio, bailes señoriales o aires españoles flotando por los canales, músicas como las 118 islas unidas de esta Venecia única.

Todo un viaje musical bien ensamblado con seis instrumentos habitualmente continuo pero más solistas que nunca desde el directo único y sorpresivo que ya esperamos de Forma Antiqva, solos, dúos, tríos y combinaciones de este «sestiere»: con Frescobaldi se emparejaron Kapsperger, Bartolotti, Picchi y hasta nuestro Diego Ortiz, pero también Bartolomé de Selma y Salaverde en solitario con una fantasía y passeggiata bellísimas en ornamentos o el «dúo» Roncalli y Vitali cual puente de Rialto por el bullicio bergamasco. Una hora larga de música llena de color en las cuerdas frotadas y punteadas, apariciones puntuales del órgano dando la pincelada y el fondo para sus compañeros, chelos con efecto estéreo al situarse a los lados Ruth y Elsa, sobre todo con la Sonata de Domenico Gabrielli, compartiendo partes en silencio, buscando claroscuros contrapuestos a los brillos, dramatismos y tormentas impetuosas al lado de recreaciones de las canzonas reinterpretadas desde la particular visión de estos grandes intérpretes.

También se lucieron los gemelos Pablo y Daniel Zapico como «Villanos de España» (Villan di Spagna) de su último trabajo para el sello alemán, y la última Recercada de Ortiz colocada de cierre alternando con Frescobaldi como queriendo volver al puente inicial tras esta noche veneciana que el público disfrutó desde el respetuoso silencio envidiable en todos los eventos, admiración para los langreanos universales.

Aarón Zapico no podía quedarse sentado y la propina, ya distendido con el recorrido veneciano finalizado nos devolvió al Madrid dieciochesco de Luigi Boccherini con su conocida Música nocturna por las calles de Madrid deleitándonos con un «duelo de chelos» cantando la famosa melodía, el «Zapico Power» con Oyarzábal al órgano positivo dejando el clave a Aarón para sumarse a esta fiesta barroca con la que Forma Antiqva nos dejó con ganas de más.

FORMA ANTIQVA:
Ruth Verona y Elisa Joglar, violonchelos
Daniel Oyarzabal, clave y órgano
Daniel Zapico, tiorba
Pablo Zapico, guitarra barroca

Feliz desfile barroco

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Miércoles 2 de mayo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, sala de cámara, V Primavera Barroca: Sara Mingardo (contralto), Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección): “Una dulce promesa”, obras del Seicento italiano. CNDM, Fundación Municipal de Cultura.

Crítica para La Nueva España publicada el viernes 4 añadiendo «links», fotos propias y cambiando la tipografía eliminando comillas para utilizar negrita y cursiva:

Los hermanos Zapico siguen trabajando casi a destajo entre Europa y América, enlazando proyectos como el último Literes en la Fundación March con su nuevo disco, séptimo con el sello alemán Winter & Winter, triunfando allá donde van. Volvían este miércoles sin rencores a la casa de la que les echaron (desdichas políticas, burocráticas…) pero llevando igualmente el nombre de Oviedo, de Sama y de Asturias por todo el mundo, haciendo disfrutar el barroco desde su visión personal, atrevida, valiente y respetuosa, que quita capas oscuras y devuelve brillo a lienzos opacos o apagados, casi como nuestra sociedad actual.
Forma Antiqva llenaron la sala triunfando en su tierra además de traernos un regalo, toda una leyenda del canto como la contralto veneciana Sara Mingardo (1961), quien hace diez años cerraba temporada cantando los Kindertotenlieder de Mahler con la OSPA y Valdés, aún en mi recuerdo. Figura de talla mundial que ha actuado junto a grandes batutas y orquestas, un referente en el barroco de amplio catálogo discográfico plagado de premios y reconocimientos, ‘La Mingardo’ resultó un auténtico lujo tenerla en Oviedo, la Viena del Norte, junto a ‘Los Zapico’ (que acompañaron en esta misma temporada a otra italiana de altura como Anna Caterina Antonacci), y un día después los madrileños en el Auditorio Nacional.

Aarón, el mayor de los hermanos, al clave y dirección junto a los gemelos Daniel (tiorba) y Pablo (guitarra barroca) se rodearon para esta cita especial de otros cuatro músicos habituales en sus proyectos: la chelista canaria Ruth Verona, a quien suelo llamar “la cuarta Zapico” por los años y proyectos juntos, el dúo de violines catalán y malagueño respectivamente, Jorge Jiménez y Daniel Pinteño, más Alejandro Villar en las flautas de pico, un leonés en la gran ‘Familia Antiqva’, presentándonos un recital variado en combinaciones y “afectos” de casi noventa minutos con siete bloques diferenciados más por los aplausos que por el orden establecido, siendo la cantante italiana quien tornase silencios en vítores como solo figuras de su talla son capaces de lograr. La alternancia entre instrumentales y vocales tuvieron una continuidad muy buscada y trabajada, preparando ánimos, tonos, ritmos, combinaciones tímbricas y armónicas entre los siete músicos antes de la feliz irrupción de los textos cantados desde el dominio total de Sara Mingardo.

Un aria de Biagio Marini abría velada, el instrumental Antiqva cual taller de costura que iría confeccionando a medida de la señora Mingardo toda una colección de “los felices 600” para vestirla de pies a cabeza sin olvidar complemento alguno: joyas, tocados o calzado. Su voz el cuerpo con melodías de líneas siempre bellas en su desnudez, bien conservadas, todavía carnosas en emisión, delicadamente perfecta y derrochando musicalidad con todo: la mirada, una sonrisa, un leve gesto nunca afectado, quedando aún el ropaje y los accesorios, las armonías y el “bajo ostinado”, el grave para pisar con seguridad, los agudos cual sombrero con plumaje, y los distintos vestidos un verdadero desfile de calidades, señorío y elegancia natural con perlas al clave marca de la casa o caídas en rasgueos gemelos.

Los compositores como diseños o patrones conocidos comenzando con Andrea Falconieri, O bellissimi capelli junto a las “folías hechas para su señora Doña Tarolilla de Carallenos”, terciopelo con hilo de plata, dúos de violines y flauta cantada sin palabras, tejidos de abrigo previo al gran Monteverdi vestido nupcial, Voglio di vita uscir etéreo con el ‘cuarteto Zapico’, sensual, susurrado, cortando silencios antes de romperlos con atronadores aplausos. Otro tanto el conocido Lamento d’Arianna confeccionado desde la Sinfonía 15 “Dolente partita” (Kapsperger), el taller musical completo, satén y otras calidades en una capa antes de resbalar dejando entrever el juego de la disonancia tensa que resuelve relajada en feliz compañía para descubrir otro monteverdiano Quel sguardo sdegnosetto, improvisaciones sobre la Capona y la Chacona, alfombra roja tejida y teñida con esmero, lentamente, sumando tiorba, guitarra, clave y el último chelo impulsando el pie de Doña Sara para pisar con aplomo, ritmo y elegancia. Misma hechura con la última folía de Merula, veneciana en todo su esplendor como partitura y cantante.

No todo sería oropel y encaje, la cantata de CarissimiDeh, memoria, e che più chiedi?” traería sedas naturales tejidas en la Cuenca del Nalón por los hermanos para lucir casi en la intimidad, sin complejos y a la medida de la señora, recreándose en cada bordado ornamento tras la preparación de “La Loda” (Merula) a cargo del taller musical completo, mismo diseño elegido para el cierre de este desfile barroco. No quiero olvidarme de Allor che Tirsi udia (Giovanni Salvatore), casi tocado o zapatos a medida como accesorios de este atelier instrumental, pues su canto lo confeccionaron entre todos salvo Villar, que usaría tres tesituras de flautas cual canto sin palabras a lo largo de este catálogo primaveral.

Aarón Zapico agradecía el apoyo y confianza en ellos depositada por quienes siguen creyendo en sus proyectos, a los que han estado siempre a su lado en esta sólida carrera que despegaba hace veinte años en Sama con su padre Eloy siempre en el recuerdo. Comentó finalmente que el programa era osado, valiente, lleno de sorpresas, y así fue sin defraudar en ningún momento. El conjunto dio juego tanto solo como acompañando a la leyenda italiana, dando una verdadera lección de canto, un bis del primer Falconieri siempre distinto, del que confesó fue la primera obra aprendida, despidiéndose con la perspectiva y madurez que da una carrera como la suya, dejándonos una paleta de colores para vestir toda la gama emocional y pureza de la contralto junto a estos acompañantes.

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