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Arriondas sinfónico

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Jueves 28 de julio, 21:30 horas. Plaza Venancio Pando de Arriondas: «ARRIONDAS SINFÓNICO», Carmen Yepes (piano), Vanessa del Riego Ledo (soprano), Bárbara Fuentes (mezzo), Laura Rodríguez Armas (contralto),
Adrián Begega (tenor), Gaspar Braña (tenor), Jorge Trillo Valeiro (bajo), Coral Polifónica de Arriondas, Orquesta Clásica de Arriondas, Sergio Vazquez (director). Obras de Bellini, Bizet, Guillermo Martínez y Beethoven.
Es muy loable programar conciertos al aire libre en verano y más en el oriente asturiano donde la capital parraguesa se convierte en un destino turístico internacional. De hecho esta noche de temperatura agradable y buscada por los enemigos del calor, fueron muchos los aficionados que acudieron a este Arriondas musical que tuvo varios inconvenientes pero ilusión a raudales.
La plaza donde se encuentra el famoso cañón que da la salida al Descenso Internacional de Sella tiene cafeterías con su bullicio veraniego y niños jugando, la cercanía de un concurrido mercado más la carretera con tráfico, por lo que evidentemente la acústica natural no propicia el mejor sonido para un concierto como el que ofrecía el Excelentísimo Ayuntamiento de Parres y el Principado de Asturias con la siempre necesaria colaboración de alguna entidad financiera, en este caso la Caja Rural de Asturias que se mantiene en cabeza tras la desaparición o huída de otras que no hace mucho eran sponsors habituales. Por ello la empresa gijonesa PRONORTE fue la encargada de iluminar y amplificar un tipo de música de por sí difícil, haciendo engañosos los planos de sonido, el volumen de las voces e incluso el color vocal de cada una de ellas, y no digamos en el caso del piano cuyos graves no sonaron contundentes sumándose la ausencia de luz para la solista asturiana que hubo de luchar no ya con Beethoven sino contra todos los elementos, pues en la prueba de sonido previa aún había luz natural. Añadamos mosquitos y algo de brisa por lo que los músicos hubieron de recordar las antiguas pinzas de la ropa que no faltaban en ninguna romería asturiana.
En la parte vocal por un lado solistas casi todos conocidos a los que citaré posteriormente, más la Coral Polifónica de Arriondas en la impresionante fantasía del sordo genial, evidentemente reforzada por coralistas y aficionados que no quisieron perderse poder cantar una de las obras que Beethoven utilizaría como «banco de pruebas» de su pionera novena sinfonía. Y la Orquesta Clásica de Arriondas que debutase en este marco en 2019 antes que el maldito covid quebrase una continuidad necesaria que se ha logrado mantener contra viento y marea, con instrumentistas jóvenes que gracias a formaciones como esta, también reforzados por algún «veterano», consiguen adquirir experiencia para futuros proyectos a los que en la actualidad no pueden acceder de no ser por las mal llamadas «orquestas de bolos», por otra parte muy normales en el mundo musical. Todo un concierto ilusionante dirigido por el maestro Sergio Vázquez Castañón (Oviedo 1990), alma mater de estos conciertos parragueses, a quien no hay más que aplaudir.
Con casi media hora de retraso y tras las palabras de Emilio García Longo, Alcalde de Parres, fue Ángel Lueje Corral el encargado no ya de presentar cada obra sino de comentarla al público, que llenó la plaza, y compartir su pasión y conocimiento con todos los presentes.
La primera parte comenzaría con dos escenas operísticas: primero el dúo Ah! Crudel d’onor raggioni…
de «I Capuleti e i Montecchi» de Vincenzo Bellini
, en las voces de Julieta Vanessa del Riego y Romeo Bárbara Fuentes, donde la comentada amplificación impide cualquier comentario más allá de la profesionalidad de ambas así como el buen hacer de la madera, y después Pres des remparts de Seville
de «Carmen» de Bizet
,  de nuevo Bárbara en el papel protagonista de la gitana sevillana con la breve intervención del Don José a cargo de Adrián Begega, conocido por sus intervenciones en distintos cursos de canto en Asturias, aplicando otro tanto sobre la amplificación. En ambos dúos la orquesta tampoco sonó como hubiésemos querido aunque el maestro Vázquez concertó siempre atento a los solistas.
A quienes me conocen y leen saben de mi admiración por Guillermo Martínez, con una capacidad  creativa que abarca todos los géneros y estilos desde la cercana Covadonga, hoy también presente en varias partes interpretativas y de público, así como haber estrenado parte de su amplia producción en estos conciertos en Arriondas. De su Serenade «Pprincipio e maggio»
para mezzo-soprano y orquesta, la versión original con para voz y piano se escuchó precisamente en este mismo marco y con la mezzo Bárbara Fuentes acompañada por María Cueva, pudiendo escucharla gracias a La Castalia a la que Guillermo Martínez siempre ha sido uno de sus pilares y disfrutado siempre que he podido, esta última en noviembre pasado con Janeth Zúñiga y la profesora Tomchuk, que este jueves se estrenaba en su arreglo sinfónico, engrandeciendo aún más ese homenaje de Guillermo para el centenario del gran Caruso. Contar de nuevo con la voz de la mezzo Bárbara Fuentes (que llevó casi todo el protagonismo del concierto) era un seguro de interpretación que las razones antes apuntadas evitaron un mayor disfrute de mi admirado escolano.
Y para la segunda parte, con la necesaria pausa para la incorporación de todos, nada menos que la Fantasía coral en do menor para piano, solistas, coro y orquesta, Op. 80 (Beethoven) que estrenase el propio compositor al piano, esta vez con mi querida Carmen Yepes, a la que pude escuchar esta misma obra en el Teatro Monumental de Madrid hace ya ocho años, en mejores condiciones para esta partitura donde el piano comienza verdaderamente fantástico, pleno y lleno de matices, para incorporarse la orquesta con melodías de «emperador» antes de ese final con el sexteto solista y el enorme coro revestido de una orquesta poderosa.
Lástima no poder escucharla en toda su magnitud aunque la generosidad y entrega de todos siempre sean de aplaudir. De hecho se bisó esta parte final majestuosa donde al menos los técnicos de sonido pudieron encontrar mejor equilibrio y todos los intérpretes parecieron saber que estaban ante un evento irrepetible.

Verano

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Verano de incendios, calores, guerras… y no nos olvidemos del COVID.

Juventud divino tesoro musical

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Jueves 13 de julio, 20:30 horas. Auditorio de Oviedo: JONDE encuentro III/2022. Elisabeth Leonskaja (piano), Pablo González (director). Obras de Beethoven y Mahler. Entrada libre.

Tercera y última parada en esta gira de la JONDE tras el trabajo previo del tercer encuentro anual y el objetivo final del concierto, con el director ovetense Pablo González Bernardo (1975) esta vez en casa, con el patrocinio del INAEM y el propio Ayuntamiento de Oviedo.

Programa de altura con dos colosos y un mundo sinfónico para disfrutar todos, primero Beethoven y su Concierto para piano nº 4 en sol mayor, op. 58 nada menos que con la eternamente joven Elisabeth Leonskaja (Tifilis, 1945) para comprobar cómo debe acompañarse al piano y si es con un excelente concertador como Pablo González, inmejorable prueba de fuego. La pianista georgiana siempre sorprende y más con el paso de los años, mandando y escuchando, enseñando en cada compás desde el inicio en solitario del I. Allegro Moderato que marcaría el tempo e intención para una JONDE perfectamente encajada con la dama del piano. Cada solo era digno de grabarse, las cadencias un verdadero lujo, el II. Andante con moto de sutileza y musicalidad en cada nota, perfecta transición del clasicismo al romanticismo igualmente entendida tanto por Leonskaja como por el maestro González, complice de solista y orquesta, llevándolos de la mano antes del III. Rondó. Vivace, otra lección de entendimiento, pues la rusa jugó con el tempo y la JONDE respondió guiada por el carbayón con un verdadero empuje juvenil, tres generaciones haciendo música juntos, disfrutándola, sintiéndola, primor de atemporalidad cuando se unen la experiencia del piano, la ductilidad de una orquesta madura pese a la media de edad y el incansable ímpetu desde el podio, contagiando gusto y saber hacer en unos encuentros que son la verdadera selección de los futuros atriles ya preparados para dar el salto a «la absoluta», esta vez con invitados de Italia, Rumanía y Portugal fruto del intercambio MusXchange de la Federación Europea de Jóvenes Orquestas Nacionales (ENFYO).

La maestra Leonskaja dejó su última lección en solitario manteniendo el mejor Beethoven del tercer movimiento (Allegretto) de su Sonata nº 17 en re menor,  op. 31 nº 2 «La Tempestad», la magia del piano, el fraseo, las dinámicas, la pureza de una tormenta juvenil por esta rusa afincada en Austria que sigue asombrando por su entrega y magisterio compartido, prolongación casi obligada tras el «cuarto» que marcó no ya estilo sino historia.

Puedo decir que hoy en día el mejor director mahleriano español es Pablo González, por lo que no era nada raro su trabajo con los 94 músicos de la JONDE en la Sinfonía nº 5 en do sostenido menor, op. 55 del genio bohemio, una obra de hace 110 años que sigue impactando cuando se la escucha con todo detalle y el amor del director asturiano por Mahler. No podía perderme otra oportunidad de comprobar no ya la sabiduría del ovetense en este compositor sino esa faceta pedagógica de transmitir la pasión a una formación que no perdió detalle para un sobresaliente de esta «Quinta» para recordar, tras estos encuentros donde cada sección trabajó con los mejores profesores y Santiago de Compostela fue el primer «examen» antes del final ovetense que logró una excelente entrada de público (haciendo larga y ordenada cola 45 minutos antes del inicio). Hace años que podemos presumir de una juventud muy preparada y en música seguimos exportando talento. La convivencia y trabajo duro para estos conciertos dio su fruto: 61 músicos de cuerda con el arpa, 29 de viento y 5 percusionistas sonaron como adultos en cada uno de los cinco movimientos de esta sinfonía llena de emociones que trascienden los pentagramas, auténtica montaña  rusa que va pidiendo en cada familia orquestal una entrega ciega al podio, algo que Pablo González logró desde el primer movimiento que comenzaba con un solo del trompeta solista dejándole «gustarse». El equilibrio de dinámicas perfectamente balanceadas, los cambios de tempo, todo lo que Mahler dejó escrito fue dibujado al detalle por González con respuesta impecable de toda una JONDE adulta. No hubo duda ninguna en los solistas, con un septeto de trompas para «fichar al completo», todo el metal redondo de sonoridades según las exigencias desde el podio, la madera ensamblada igualmente con primeros atriles dúctiles y precisos, la percusión toda a una crecida en el momento oportuno, pero sobremanera la cuerda. Un acierto la colocación enfrentando violines, con cellos y violas enfrente de la tarima más los contrabajos atrás a la izquierda y el arpa en el opuesto.

Puede que el Adagietto esté sobrevalorado pero es emocionante siempre y cómo sonó en esa cuerda mimada por González tardaré tiempo en olvidarlo. Y eso que el Scherzo ya apuntó maneras con un trompa solista listo para entrar en cualquier «grande» sumando la calidad en la respuesta global de cada sección a los aires vieneses con matices para dar y tomar. El Rondó-Finale: Allegro giocoso resultó la guinda a este pastel nunca empalagoso y totalmente juvenil, contagioso, emocionante, firmado por una JONDE madura llevada por un Pablo González que crece exponencialmente en cada concierto y más con «nuestro» Mahler.

No son habituales los regalos sinfónicos y parte del público estaba más atento al reloj que a lo que se avecinaba, perdiéndose dos propinas de distinta enjundia. Tras la exhibición de la cuerda nada mejor que el conocido «Intermezzo» de Cavalleria Rusticana (Mascagni) que subió aún más la nota mahleriana con el conocimiento y confianza que siempre confirió el maestro González.

El fin de fiesta español llegaría con un curioso y animado arreglo del conocido pasodoble Amparito Roca (Teixidó) sinfónico, no bandístico ni de pulso y púa, que pondría el adecuado además de animado punto final a esta «mini gira» tras dos semanas de intenso y duro trabajo con un equipo capitaneado por Pablo González que continuarán en sus casas cada uno de estos músicos de la JONDE (las mujeres siguen dominando) para seguir creciendo profesional y humanamente, pues mal no hay donde la música suena.

Dejo a continuación toda la plantilla y el excelente equipo académico de este tercer encuentro:

Alexander Bader, flautas y clarinetes; Guilhaume Santana, oboes y fagotes; Kalervo Kulmala, trompa; Reinhold Friedrich, trompeta; Hans Nickel, tuba; Marianne Ten Voorde, arpa; Rainer Seegers, percusión; Gjorgi Dimcevski, violines I;  Jennifer Moreau, violines II; David Quiggle, viola; Troels Svane, violoncello; Mihai Ichim, contrabajo.

Un torbellino asturiano desde Singapur

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El flautista avilesino Roberto Álvarez, afincado en Singapur hace años, amplía su discografía mientras mantiene su frenética actividad tanto orquestal como docente, siempre bien rodeado de excelentes músicos y compañeros, ayudando a promocionar obras de compositores de nuestro tiempo tras el trabajo anterior dedicado a Francesco Molino (I Molinisti) en compañía del guitarrista Kevin Loh para su sello habitual Centaur.

La pandemia no supuso un parón para «mis músicos«, y qué mejor oportunidad para proseguir con sus enormes ganas de legarnos composiciones para flauta y piano ahora con la ucraniana Kseniia Vokhmianina esta vez para un sello que también apuesta por valores actuales como es Odradek Records con el sugerente título de «El torbellino interior» (The Whirlwind Within).

Tanto las obras como los autores aparecen perfectamente reflejados en un CD muy bien presentado y con los textos en inglés, alemán y español, para un mercado físico que se mantiene, además de la proyección que suponen las plataformas digitales y las redes sociales, hoy verdaderas cartas de presentación para músicos y compositores ante unos gustos cambiantes que optan por lo inmediato en pugna con esta música que necesita su tiempo para degustarla.

Con todo, este «torbellino» de CD, presentado recientemente, es una excelente amalgama de estilos y compositores, música muy bien escrita para ambos instrumentos, la flauta de Roberto y el piano de Kesniia. Siete obras de siete compositores de nuestro tiempo, de mi generación, especialmente el admirado y muy querido maestro Gonzalo Casielles Camblor (1931-2020), todo un referente asturiano como intérprete, compositor y maestro al que Roberto homenajea de la mejor forma posible con El vals de la fortuna, curiosa obra que el propio profesor comentaba «era algo compuesto sobre la marcha, tan sencilla que creía no valía nada» transformando el gordo de la navidad de 1981 (23786) en notas, desarrollando esta preciosa pieza que su discípulo rescató y en agosto de 2014 le solicitó una copia enviándole un arreglo para flauta y piano que se estrenaría al mes siguiente. Gracias por la recuperación y sacar del olvido la música de Casielles con la calidad interpretativa de su alumno aventajado.

Igualmente de interesante la obra del también avilesino Daniel Sánchez Velasco (1972) cuyas tres Dance Preludes (2020) emanan asturianía universal escritas con la frescura del director, compositor y clarinete de la OSPA, perfecto encaje de los solistas, con diálogos bien entendidos, dominio de las cualidades en cada instrumento explotadas con virtuosismo, magisterio y belleza que estos intérpretes elevan a la quinta esencia de la música «hecha en Asturias» para todo el mundo.

La catalana Elisenda Fábregas (1955) afincada y formada en EEUU, firma una Sonata nº 1 para flauta y piano (1995) en cuatro movimientos «clásicos»( I. Allegro; II. Largo; . III. Allegretto scherzando; IV. Allegro molto con brio) tratando los instrumentos en igualdad, música espiritual como describe la propia compositora elogiando la interpretación del dúo, que la grabación nos permite corroborar, motivos y emotivos, aires impresionistas exigentes en técnica que estos virtuosos la hacen cercana y llena de calidad.

También utiliza la forma sonata desde nuestro tiempo el inglés James Rae (1957) y su Sonatina para flauta y  piano (2007) en tres movimientos que representan la concepción transfronteriza de lenguaje actual desde un clarinetista que conoce bien «la madera» (I. Aquarelle; II. Nocturne; III. Fire dance), música sin etiquetas por el ambiente creado, giros de jazz enlazando con mi siempre admirado Claude Bolling (1930-2020), otro de los grandes impulsores de la flauta en todos los estilos sin perder la esencia sonora ni su amplísima paleta, como así nos lo han grabado esta pareja astur-ucraniana desde Singapur para todo el orbe melómano.

Se suma a la forma sonata desde el lenguaje actual el británico Mike Mower (1958), compositor, flautista y saxofonista además de músico de estudio, que ha compuesto para la Big Band de la BBC o la Orquesta de Jazz de la capital sueca, ahora con su Sonata nº 3 for flute and piano (2003), cuatripartita con sus movimientos titulados evocando fenómenos geológicos (I. Moraine; II. Escapment; III. Plateau; IV. Scree), el lenguaje de Mower con el que tanto Álvarez como Vokhmianina se encuentran en su salsa, enérgicos, compenetrados y haciendo atemporal una música de nuestro siglo.

El compositor e ingeniero mexicano José Elizondo (1972), alumno de Harvard, compone su Limoncello (2018) lleno de dolor y ritmo, su particular homenaje italiano, exigente para el dúo pues les pide «ser tierno pero no abiertamente dulce, fluido don arrebatos ocasionales brillantes y espontáneos pero no caprichoso, sereno pero ni triste ni melancólico», y los artistas lo consiguen desde un equilibrio elegante, pacifico, creando unas imágenes que tras leer los textos son pura musicoterapia.

Del bonaerense Pablo Aguirre (1967), tres ejemplos en su terreno, pues se ha especializado en esta formación de dúo flauta y piano, con la fusión de lo tradicional y lo clásico que hoy impera en las obras contemporáneas. Tres números que parecen conformar estas estampas emocionales: La fuga (1997), Distancias (2002) y Pasión ensordecedora (1991), aires argentinos bien entendidos y agradecidos, ritmos que contagian sin «milongas», música camerística escrita magistralmente como heredera del irrepetible Piazzolla, e interpretada desde el conocimiento de estos artistas que ejercen como tales en todas sus facetas.

Gracias a Roberto por estos regalos que tengo en un lugar especial y cercano de mi fonoteca, con el cariño de un profesor al que sus buenos alumnos siguen recordando desde los tiempos de pupitre, pizarra y mucha música de todas las épocas y estilos. Al menos lo sembrado se recoger y disfruta.