Todo buen melómano que se precie debe acudir al Festival de Granada, al menos una vez en su vida, un peregrinaje obligado como pueda serlo para los wagnerianos Bayreuth, Lucca para los amantes de Puccini, o incluso hacerse una “Ruta Bach” cual viajes a tierras santas como el que realicé hace muchos años entre mis viajes vacacionales, donde evidentemente la música siempre está presente.
Por mi profesión docente siempre son malas fechas las “granadinas” al coincidirme todavía con clases y evaluaciones, pero hace ahora
10 años que se cumplió mi sueño de volver a esa ciudad mágica con tanta historia y tanto arte que la música adorna porque siempre ha estado presente.
Y nada mejor que poder vivir en primera persona el “
estreno” de
Las Cuatro Estaciones de
Vivaldi por una formación española, nada menos que mis paisanos asturianos de
Forma Antiqva con
Aitor Hevia de violín solista, que además
grabarían para su sello
discográfico los días siguientes en el
mismo escenario.
Emociones a raudales desde la llegada a la capital, pasear por sus calles, las cervezas con tapas que alimentan para todo el día, la
Catedral o la
Alhambra siempre distintas en cada visita. Todo preparado, el viaje en el microbús hasta el
Auditorio Manuel de Falla, recrearnos con tiempo de las vistas únicas al atardecer siempre irrepetible, el
carmen del compositor gaditano cerrado, pero con todo el aroma del músico universal enamorado de este último reducto árabe tras una reconquista que comenzaría en mi tierra trece siglos antes.
Los
músicos asturianos en pleno 2011 recrearían en jueves la festividad del pamplonica San Fermín “reconquistando” España con un
concierto muy especial para todos, conocedores de lo que suponía esta cita compartida con ellos. Sorpresas agradables donde encontrarse caras conocidas ayudó a redondear una tarde inolvidable, incluso para
mi esposa que estudió Psicología
en Granada antes de “raptarla” para el norte.
De las emociones es difícil escribir, pero como compulsivo “bloggero musical” (o musicógrafo como bien dice mi admirado
Luis Suñén) dejé constancia por partida doble de un evento que todavía recuerdo como si fuese ayer, aunque estos blogs ya estén “archivados” (al menos no caducan) y me pasase a otras plataformas:
La mañana siguiente nos regaló un viernes soleado para darnos un paseo hasta el
Monasterio de San Jerónimo a escuchar en su basílica un luminoso Victoria de tinieblas con verdadera devoción a cargo de los barceloneses
Música Reservata tras una cola liviana al compartirla con amistades y familiares almerienses que viajaron para estar con nosotros viviendo y disfrutando
este nuevo concierto del festival que siempre supone un placer para todos los sentidos.
El pasado año a pesar del “bicho” que continúa dando guerra, vivimos desde casa gracias a
YouTube© un festival distinto, que con la llegada de mi querido
Antonio Moral a la gestión, le tocó bautizarse luchando contra los elementos, echándole un órdago convencido de ganar esta partida que ha sido espejo para tantos otros eventos musicales en todas partes, manteniendo buena mano para el juego de
este 2021.
Las tecnologías evolucionan, ahora tengo el blog en
WordPress© y la rapidez que antaño suponía mi recordado teléfono
SonyEricsson© ha volado al pajarito azul de
Twitter© o las fotos hasta
Instagram©, pero Granada se mantiene firme,
70 años que dan para una enciclopedia en papel, toda una vida plena que espero volver a disfrutar cuando llegue mi esperada jubilación donde el calendario no será escolar sino plenamente melómano y los conciertos de junio y julio en la ciudad de La Alhambra sigan llenando mi mochila de viajes desde “
Siana al mundo y con la música por montera”. Larga vida al Festival de Granada.
Mieres, a 9 de junio de 2.021